martes, 2 de febrero de 2010

All You Need is Love


Baby-sitter

Era un domingo como cualquier otro, un domingo para descansar y relajarse, es lo que se repetía Bella una vez tras otra mientras cambiaba furiosamente de canal cada tres segundos. Había pasado una mala noche, y la mañana no había ido mucho mejor. Se sentía desorientada por todo lo que había ocurrido la noche anterior, quizás lo más difícil de explicar era que realmente no había pasado nada. Lo mismo todo fuese frustración sexual, la cual como nunca había sufrido, no podía saber si se trataba exactamente de eso. Bella era una de esas personas que quería ponerle nombre y apellido a los estados de ánimo y a las emociones, y esta vez se sentía incapaz. Sabía que se sentía atraída por Edward, que le gustaba pasar tiempo con él y que no se cansaba de su compañía, pero estaba segura de que no estaba enamorada. No podía haberse enamorado en unos días, no respondía a su forma de ser. Sin embargo notaba que se comportaba como si realmente lo estuviese. Deseaba que llegase el lunes, y pudiese ir a hablar con Jasper, siempre la ayudaba mucho fuese cual fuese el tema del que tratase su charla. Pensó en ir a ver a sus vecinos, pero no sabía cómo actuar delante de Edward, tendría que existir un manual para esas cosas, habría menos comederos de cabeza. La mañana trascurrió lenta y aburrida, Bella se había acostumbrado a un nivel de diversión desorbitado durante los últimos días.

Estaba cocinando pasta tranquilamente, cuando su timbre sonó e inmediatamente empezaron a temblarle las piernas. “Edward.” Pensó simplemente, y con el delantal lleno de manchas de tomate fue a abrir apresuradamente la puerta. Pero no era él.

—¡¡Bells!! —gritó un muy eufórico Emmett, espachurrando a Bella en un abrazo y después entrando como si fuese su propia casa.

—Hola Emm, ¿pasa algo? —quiso saber ella. El enorme chico sonrió y se descolgó la mochila que llevaba, de la que después de buscar durante un pequeño momento, sacó un papel arrugado que enseñó a Bella.

—¿Has sido tú la creadora de esto?

Bella examinó lo que traía, y cayó en la cuenta de que era el cartel que ella misma había hecho para promocionar el local de su amigo. Sonrió satisfecha, aquella era la reacción que esperaba.

—Emmett, ¿conoces a alguien más que haga carteles publicitarios? —el aludido soltó una carcajada.

—¡¡Es perfecto, Bella!! De verdad, me encanta, ¡es justo el estilo de Funclub! El caso es que iba andando por la calle, camino al pub para revisar unos detalles, y me encontré a un grupo de chavales mirando algo en la pared. Eran unos cuantos y vestían a la moda, muy modernos. Ya sabes lo curioso que soy, no pude evitar acercarme y cotillear un poquito. Me di cuenta de que estaban diciendo cosas como “qué bien, espero que pongan de verdad ese tipo de música”, “tenemos que ir” y eso. Cuando vi el nombre de mi discoteca en el cartel casi me parto de risa allí. Todos me miraron con caras de susto, lo de siempre, y entonces yo les aseguré que sería el mejor lugar indie de Nueva York. Se quedaron asombrados y les conté que era el dueño, que iba camino de allí y tal. Se entusiasmaron y me preguntaron que si me podían acompañar, para saber ubicarlo, y pensé que sería una buena forma de publicitarme, por lo que incluso les enseñé un poco las instalaciones, y para que se quedaran más tranquilos les traje la lista de CDs que tenemos. Bella tendrías que haber visto sus caras, ¡fue alucinante! Se fueron prometiendo que irían a la inauguración con todos los amigos que pudieran, que serían muchos, y que me fijase en sus caras, que iban a ser clientes habituales —Emmett estaba rojo de la emoción, y se balanceaba nerviosamente, era obvio que aquello le había afectado mucho.

—Emm, es maravilloso, de verdad. Estoy segura de que será todo un éxito, es justo lo que nos hacía falta, que la gente empezase a hablar del sitio. Con suerte esos chicos harán lo que te prometieron y distribuirán por Internet lo que saben. ¡Estaremos hasta arriba!

Los dos amigos se abrazaron de nuevo, y Emmett decidió quedarse a comer, le gustaba demasiado la comida de Bella como para pensárselo dos veces.

—Bueno, hermanita, ¿qué tal va la convivencia con el modelo Cullen? —quiso saber mientras metía un dedo en la salsa, consiguiendo quemarse.

Bella le metió la mano bajo el chorro de agua del grifo, disimulando su nerviosismo ante aquella pregunta. Amaba a Emmett, pero sabía que era incapaz de mantener la boca cerrada, si le comentaba algo Edward acabaría enterándose, y era lo último que le apetecía.

—Genial, además Seth es maravilloso, espero poder pasar más tiempo con él —sonrió Bella, cambiando el rumbo de la conversación, algo que se le daba demasiado bien.

—Oh, el pequeño enano, es inteligentísimo, ¿verdad? Es una pena que haya tenido que pasar por toda esa mierda, no lo merece —Emmett se había puesto serio, no soportaba que tratasen mal a las personas que quería, era muy protector. De pronto, su bonita cara se le iluminó, y dio un puñetazo en la mesa—. ¡¡YA LO TENGO!! Hace un día espléndido, ¡con sol y calor! ¿Por qué no nos vamos todos a Central Park? Podríamos llevar una pelota, y nos lo pasaríamos genial.

A Bella le pareció una buena idea, aunque eso significase que tendría que enfrentarse a Edward. Emmett telefoneó a Rosalie, y ella hizo lo mismo con Alice y Jasper, que aceptaron encantados. Decidieron llevarse la comida, por lo que metió los espaguetis en un tupper y mientras Bella cocinaba algo más, Emmett fue a ver a su hermano y sobrino. Había metido una tarta en el horno, de las que se hacían rápidamente, por lo que se fue a ponerse unos vaqueros y una sudadera cualquiera, indumentaria esencial para pasar el día en un parque. Cuando se calzaba las zapatillas deportivas entraron los hermanos Cullen, acompañados de un emocionado Seth, que llevaba una pelota de fútbol bajo el brazo.

—Hola Bella —saludó cordialmente Edward, y esta notó que estaba levemente avergonzado.

—Buenos días a los dos —sonrió ella—. Emmett, saca el bizcocho del horno por favor, no vaya a quemarse.

Recogieron entre todos, y se encaminaron hacia Central Park, que estaba a unos cuantos pasos de su casa. Una vez allí se tendieron en el lugar habitual, donde la hierba estaba fresca pero no mojada, el imponente sol de ese día la había secado justo a tiempo. Al poco rato llegaron los demás, muy felices de poder pasar el día juntos, al aire libre. Bella se recostó en el grueso tronco de un árbol y se dispuso a repartir la comida en unos platos de plástico que había llevado Rosalie. Era muy cómico el estar comiendo espaguetis en medio de Central Park, la gente los miraba constantemente, y ellos se reían como niños.

—Estoy llena —comentó Alice, estirándose. Bella la notaba nerviosa, pero no sabía el porqué, así que le arqueó una ceja. Su amiga retiró la mirada, y se puso a cortar con los dedos briznas de césped—. Veréis, tengo una noticia que daros. Estamos trabajando este mes en un número temático, trata sobre las mujeres que no necesitan a los hombres para tener una vida de ensueño. Ya sabéis, buen trabajo, independencia económica, una existencia feliz…

—¡Eso es genial! Seguro que os sale perfecto —ijo Rose, dándole una palmadita en el hombro a su amiga.

—Sí, es maravilloso… —Alice no miraba a la cara ni a Rosalie ni a Bella, y a esta empezó a darle mala espina—. Bueno el caso es que los de mi trabajo me sugirieron que por qué no sacaros a vosotras como modelos, tenéis todo eso y además sois muy…

—¡Ni hablar! —gritó Bella, enfurecida—. No pienso salir en Vogue, Alice. Tienes miles de millones de modelos a tu disposición y te diriges a mí. Mira, Rosalie puede salir y no hacer el ridículo, ¿pero yo? Venga ya… —realmente le disgustaba la idea de que la gente la comparase con una modelo de verdad. Se sentía muy por debajo.

—Bella, ¡eres preciosa! ¿Cuándo diablos te vas a enterar? Imagina las puertas que te abriría salir en mi revista, vamos por favor, hazlo por mí —Alice puso su cara de cordero degollado, aquella con la que conseguía casi todo lo que se proponía.

—Alice, yo estoy de acuerdo, no me importa para nada —Rosalie parecía entusiasmada con la idea, siempre había querido ser modelo, pero no soportaba que la tratasen como un trozo de carne sin cerebro—. Vamos Bells, ¡será muy divertido! Estas oportunidades no se presentan todos los días.

Bella bufó.

—Pues por eso, yo no la necesito, ni la quiero. Habrá cientos de mujeres que se morirán por estar en mi lugar, coge a una de esas.

Los chicos mientras tanto veían divertidos la escena, todos conocían demasiado bien a Bella como para haber previsto su reacción.

—Bella, creo que te subestimas demasiado —comentó únicamente Edward. Ella lo miró asombrada, no se esperaba que interviniese en la conversación. Más bien, no quería que lo hiciese.

—Eso hermanita, estas muy buena, ¿por qué aprovecharlo? —rió Emmett, mientras su novia le pegaba en el brazo.

—Bells, no te lo pediría si no fuese de vital importancia —dijo una llorosa Alice—. Ya me he comprometido con que la idea se llevará a cabo para el siguiente número. Por favor, inténtalo al menos, sólo será una entrevista y unas cuantas fotografías profesionales.

Bella suspiró, harta. Desde que comenzó la discusión sabía perfectamente que Alice se iba a salir con la suya.

—Alice entiéndeme, es la Vogue... —gimoteó nerviosa, consiguiendo que todos se rieran de su expresión.

—Bella, vas a estar perfecta —sentenció Alice—. Tengo pensado ya el vestuario, fliparéis chicos, fliparéis —repitió, soñadora. Edward, Emmett y Jasper se echaron una rápida mirada, compartiendo el mismo pensamiento: comprarse la revista cuando Bella y Rosalie saliesen en ella.

El tema cambió, para alivio de Bella, ya tendría tiempo de preocuparse de aquello. Se fijó en que Seth cada vez estaba más cómodo, y que fue a jugar sin pensárselo con sus tíos Emmett y Jasper, a los que más tarde se le unieron Rose y Alice.

Bella sacó el libro que se estaba leyendo por aquel entonces de su bolso, y se dispuso a concentrarse, cuando vio que Edward, tumbado sobre una manta a unos metros de ella, tenía en sus manos el mismo ejemplar. El chico notó su mirada, levantó la vista y cuando cayó en lo mismo que Bella se rió tímidamente.

—Es bueno —dijo, encogiéndose de hombros.

—Lo sé, a mí también me encanta Cortázar —le respondió, enviándole una sonrisa. Le había dejado sin aliento que tuviesen los mismos gustos literarios, no solía pasarle a menudo. Para ella la lectura era una forma de vida, no había cosa más deliciosa que tener un libro entre las manos y disfrutarlo. Solo podría superarlo quizás que fuese Edward el que estuviese entre ellas, pero eso no lo iba a reconocer públicamente. El chico se levantó, y se dirigió hasta donde estaba, sentándose justo a su lado.

—Estaba aburrido solo —se excusó. Bella sonrió, mientras dirigía su vista a la página por la que iba. Era muy agradable pasar la tarde así, con un buen libro y la compañía de Edward. Pero su tranquilidad duró poco.

—¡Eh, los del Club de la Lectura, moved el culo y venir a jugar! —gritó Alice, desde la otra punta, mientras chutaba el balón con toda su fuerza hacia ellos. La pelota rodó cerca de donde estaban, y Edward dirigió una mirada divertida a Bella, que asintió, y juntos se levantaron para unirse al resto.

Bella, como no podía andar fue designada portera, aunque era realmente mala. Le metieron al menos diez goles, pero agradeció que nadie llevase la cuenta, se estaban divirtiendo demasiado como para fijarse en marcadores. Vio como Seth se acercaba a ella, corriendo todo lo rápido que podía y riéndose como un loco. Cuando estuvo a unos metros de distancia tiró fuerte, y aunque esta vez sí que podría haberla interceptado, dejó que entrase dentro del territorio que protegía, consiguiendo que todos aupasen al pequeño.

Con el que había que tener más cuidado era con Emmett, que parecía no entender que Bella pesaba como mínimo cuarenta kilos menos que él. Chutaba con toda la fuerza que podía, y ella aterrorizada se limitaba a agacharse. Todos reían y disfrutaban, estaba siendo el fin de semana más perfecto de la historia.

Cuando empezó a oscurecer y a hacer más frío decidieron dejarlo, aunque a regañadientes. Las parejas se despidieron de Bella, Seth y Edward, ya que tenían que salir por otra zona para coger los coches.

—Vamos Seth, mañana nos tenemos que levantar temprano para ir a la guardería —le riñó Edward, al ver que se negaba a levantarse del césped. Terminó cogiéndolo en brazos a la fuerza, porque no aparentaba tener interés en moverse.

—¡Yo no quiero ir a ese sitio! ¡Yo quiero quedarme en caaasa! —lloriqueaba, mientras se dirigían a su hogar.

—Cariño, no te puedo dejar solo —explicaba cansinamente Edward, le había dicho eso ya muchas veces.

Bella, que estaba presenciándolo todo desde un poco más atrás, tenía una idea, pero no sabía si era adecuada, no quería poner al hombre en un compromiso.

—Edward… —dijo al final, poco convencida, mientras se metían en el ascensor y veía como Seth no cesaba sus protestas. El chico volvió la cabeza y le dirigió una mirada interrogante—. Yo no tengo que ir al trabajo, me lo puedes dejar en casa… Si queréis los dos, claro.

—¡¡Sí!! ¡¡Yo quiero!! —exclamó rápidamente Seth.

—Bella, no sabes en lo que te estás metiendo —comentó él, rodando los ojos —. Precisamente mañana tengo mucho trabajo, y no volveré hasta después de comer por lo menos. No quiero que tengas la carga de un niño durante un día entero, y menos con tu tobillo torcido.

—Edward, Seth no da ningún problema —rió ella—. Además, tengo la ayuda de George, que estará encantado de verte de nuevo, pequeñín —añadió, revoloteándole el pelo—. Déjamelo mañana por la mañana cuando te vayas, y tráelo dormido, no es necesario que se despierte tan temprano.

Habían llegado ya a su planta y Edward seguía sin estar convencido, no quería aprovecharse de la buena voluntad de Bella.

—Vamos papá! Me aburro mucho allí, los niños son idiotas. Prefiero estar con Bella, es más interesante —volvió a quejarse Seth. Edward suspiró, no sabía por qué tenía que hacerle caso a todo lo que le dijesen.

—Está bien Seth, pero ni se te ocurra darle la lata a Bella, ya sabes que no puede moverse bien —el pequeño saltó en los brazos de su padre, emocionado. La chica rió, aquella imagen era demasiado tierna.

—Seth, esta noche voy a ponerme a pensar las cosas que podremos hacer. Estoy segura de que no nos vamos a aburrir ni un segundo —le susurró Bella, acercándose a su cara. Le depositó un beso en la frente, mientras le acariciaba su suave pelo—. Hasta mañana cariño, descansa mucho, mañana será un día duro —después miró a Edward y se acercó tímidamente a su mejilla, la cual besó también mientras susurraba—: Buenas noches Edward.

Se dio la vuelta y entró en su piso. Aquello la superaba, pero no iba a dejar de pasar tiempo con él por el hecho de las sensaciones que le provocaba. No eran desagradables como para querer alejarse, simplemente le dolía que fuese ella la única que las sintiese. Con el ánimo algo decaído se duchó y se puso el pijama, metiéndose en la cama inmediatamente, sin cenar. Necesitaba repostar energías.

El despertador sonó lo que a ella le pareció demasiado temprano, no recordaba que tenía que quedarse con Seth, por lo que cuando sonó el timbre, saltó de la cama, corriendo despavorida.

—Lo ssssiento, olvidé por qué me tenía que levantar temprano —gimió, abriendo la puerta rápidamente. Un sonriente Edward Cullen la recibió, con Seth en sus brazos, profundamente dormido.

—Buenos días —susurró, intentando no hacer ruido. Bella le hizo señas para que entrase, y lo guió hasta una de las habitaciones para invitados. Retiró las sábanas y Edward tumbó cuidadosamente al pequeño, que ni se inmutó. Después de taparlo bien, salieron de la habitación, cerrando la puerta silenciosamente.

—Muchas gracias por hacer esto, de verdad —Edward parecía incómodo—. Me siento como si me aprovechase de ti.

—Edward, fui yo quien lo propuso, así que no te preocupes. Además, presiento que se lo pasará mejor conmigo que en cualquier guardería —añadió, entre risas.

—Yo no lo presiento, lo creo —rió él, apoyado en el quicio de la puerta principal—. Aún así, esto es muy importante para mí. Es la primera vez que lo dejo con alguien, y aunque dudo que haya alguna persona mejor que tú para esta tarea, estoy nervioso. Es mi primer hijo, supongo que con el segundo o el tercero ya no me pasará.- Comentó, bromeando.

—El primero es siempre el que peor lo pasa —sentenció Bella—. Ahora en serio, a mí lo que me asusta es que no se sienta cómodo, o le moleste algo de lo que haga.

Estaba preocupada por eso, pero la sonrisa de Edward la relajó mágicamente.

—Dudo que pase eso, le encanta estar contigo, lo veo en sus ojos cuando te mira. Pero si ocurre cualquier cosa, siempre puedes llamarme, lo sabes ¿no?

—Lo último que querría es molestarte —susurró—. Además, se supone que hago esto para ayudarte —Bella miró su reloj, eran las ocho y cuarto de la mañana—. Edward, me parece que vas a llegar tarde.

—Eh… Sí, es verdad—. Murmuró distraídamente y pulsó el botón del ascensor—. De verdad, llámame con lo que sea —de pronto, soltó un grito ahogado, como si se acabase de acordar de algo importante y se llevó las manos a los bolsillos. Del derecho sacó unas llaves, que depositó en las temblorosas manos de Bella—. Son las de mi casa, por si necesitas algo. Como si fuese tuya —añadió, mientras le guiñaba un ojo y entraba en el ascensor, que ya había llegado—. Hasta luego Bella.

Una vez las puertas se cerraron, la chica entró en su hogar, y se dirigió hasta el cuarto donde estaba Seth. No quería que se despertase y se asustara al verse solo, por lo que se tumbó a su lado, intentando conciliar el sueño de nuevo. Notó como un par de bracitos la rodeaba y sonriente, cerró los ojos, pudiendo así descansar unas horas más.

Cuando despertó estaba sola, cosa que le extrañó. Se levantó, agarró sus muletas y fue buscando a Seth por las habitaciones. Se lo encontró en el salón, sentado en el sofá con una manta por encima y riendo con un capítulo de Bob Esponja.

—Buenos días pequeño —saludó, besándolo— ¿Por qué no me has despertado?

—Estabas muy bonita durmiendo Bella, no quería molestarte —respondió, con una de sus pequeñas sonrisas a la vez que se sonrojaba.

—No es molestia cariño, era para pasar más tiempo juntos. Por cierto, ¿qué te parecería desayunar gofres?- Nada más decir esto el niño chilló y palmoteó sus diminutas manitas.- Pues, ¡manos a la obra!

Cocinaron entre risas y comentarios, contentos de estar el uno con el otro. El desayuno quedó servido en poco tiempo, por lo que comieron rápidamente, ambos eran demasiado golosos.

—Seth, ¿te gusta dibujar? —preguntó ella mientras terminaban de recoger.

—¡Me encanta! Aunque es mi papi el que pinta bien, yo me salgo un poco todavía —Bella rió, sabía que a Edward le gustaba el arte en general.

—El que pinta bien de verdad es Jasper, el novio de tu tía Alice. Tiene la casa llena de todos sus dibujos, incluso yo tengo algunos. Pero bueno, lo que te iba a proponer era que pintásemos, pero no como siempre, con lápices colores y eso, es demasiado aburrido —había conseguido que Seth la mirase con expectación; contenta se dirigió a su despacho, de donde sacó un rollo de papel enorme, especial para hacer pancartas. No sabía por qué lo tenía, pero daba gracias por ello, ahora le iba a ser de utilidad. Después alcanzó la caja de temperas y se dirigió a la pequeña terraza que tenía, que estaba acristalada para impedir el paso del frío. Con la ayuda del pequeño, retiró todo lo que había por medio, para conseguir que el papel cubriese toda la superficie posible. Después, se remangó las mangas de la sudadera del pijama indicándole a Seth que hiciese lo mismo y se sentó en el suelo.

—Mira lo que hago, Seth —le dijo mientras metía un dedo en el tarro de la tempera morada y lo restregaba por una esquina del papel. El niño la miró asombrado y acto seguido empezó a reírse escandalosamente.

—¡Qué guay! ¡Podemos mancharnos! —exclamó, en estado de éxtasis. Se tiró junto a Bella y empezó a llenarse las manos, demasiado eufórico como para poder hablar.

—Seth, ¿por qué no pintamos lo que se ve desde aquí? —propuso, mientras señalaba con la cabeza la vista, compuesta por enormes edificios, iluminados por el sol naciente. Era muy cliché pintar los rascacielos de Nueva York, pero aun así le apetecía. Trabajaron concienzudamente, mientras tatareaban las canciones que iban sonando desde el equipo de música, que había encendido Bella después de que Seth se lo pidiese. Cuando consideraron que habían acabado, se alejaron un poco, como si fuese una verdadera obra de arte y se sonrieron entre sí.

—Bella, ¡ha quedado chulísimo! —gritó Seth, que estaba muy cómico, con pintura en cada centímetro de su blanca piel. Mirándolo Bella notó el enorme parecido que guardaba con Edward, aunque no fuese biológicamente suyo. Se levantó apresuradamente y corrió a por su cámara réflex digital, quería hacer fotos a aquella estampa. Tomó varias de Seth, mientras reía o posaba junto al dibujo y después puso el disparador automático, para salir con él en algunas. Como la pintura había salido realmente enorme decidieron cortarla por la mitad, y quedarse cada uno con una parte. Colgaron la de Bella en el despacho de esta, que le dio un aire muy familiar, se notaba que estaba hecha por un niño aunque hubiese quedado muy artística.

—Bella, ahora vamos a poner la mía en mi cuarto, por fa —pidió Seth, tirando de la ropa de la chica. Esta sonrió y cogió las llaves que le había dado esa misma mañana Edward.

—Vale Seth, pero lo pegamos y nos vamos, ¿de acuerdo? No me gusta estar aquí sin que lo sepa tu padre —comentó ella, mientras andaban por la desierta casa. Todo estaba tal y como lo recordaba de su anterior visita, incluso el incesable olor de Edward, que parecía no querer desaparecer.

—Este es mi cuarto —anunció el pequeño, entrando en una habitación muy colorida, llena de juguetes—. Mi padre insiste en comprármelos, aunque son para críos —dijo, al ver que Bella los estaba mirando. Esta se rió, y juntos fueron a un trozo de pared desnuda, en la que pusieron la obra de arte.

—¡Guau! —susurró Seth—. Es genial, gracias Bella —y le abrazó las piernas fuertemente, al rato se apartó y le cogió la mano—. Ven, quiero enseñarte algo.

Bella lo siguió a través del largo pasillo, hasta llegar a una elegante puerta, distinta a las demás. Parecía más pesada.

—Entra, vamos —le apremió, mientras se metía en aquel lugar. Bella entró tímidamente, y se quedó con la boca abierta. Allí estaba el piano de Edward, tal y como lo recordaba. Seth le soltó la mano y fue a sentarse en la banqueta. Levantó la tapa de las teclas y sonrió a Bella, que estaba teniendo un flashback. Aquella situación la había vivido con Edward innumerables veces.

—Siéntate conmigo —pidió Seth, mientras estiraba sus pequeños dedos—. No se tocar bien, pero papá me enseña algunas cosas cuando tiene tiempo —parecía entusiasmado, tenía la misma cara que su padre cuando estaba delante de aquel instrumento. Bella le hizo caso y las manos del niño empezaron a golpear suavemente las teclas, que dejaban escapar el principio de la melodía de Noche de Paz, equivocándose varias veces, pero sin embargo parecía no importarle—. Ya no me sé más —dijo al rato, mientras se reía—. Cuando sea algo más mayor iré a clases, lo estoy deseando.

Bella tenía las lágrimas saltadas y un nudo en la garganta, no podía evitar acordarse del pequeño y adorable Edward.

—Bella, ¿por qué lloras? —susurró Seth, apretándose contra ella, en un abrazo.

—Me recuerdas demasiado a tu padre cuando tenía tu edad más o menos, ¿sabes? —le contestó esta, acariciándole la espalda. Notó como el niño se tensaba—. Es como tenerlo aquí delante otra vez, con sus ojitos verdes felices y siempre callado —rió suavemente—. Era encantador, igual que tú. Parecéis la misma persona, es asombroso. Pero tú eres más guapo, en eso estoy segura —comentó y una risita nerviosa salió de los labios de Seth—. Anda, volvamos a casa, creo que te hace falta una ducha, ¡tienes manchas de pintura hasta en las orejas!

Cogidos de la mano, y con ropa limpia de Seth volvieron a la casa de Bella, dirigiéndose directamente al cuarto de baño. La chica llenó la bañera de agua caliente y ayudó al pequeño a desvestirse. Se estaban riendo comentando un episodio de The Simpson cuando Bella vio aquello, quedándose muda. Seth tenía unas horribles marcas de cigarrillo en la espalda, formando la frase: “Soy malo”. Quiso gritar, llorar y buscar a los culpables de tanto sufrimiento, pero se limitó a disimular, no le apetecía que él se diese cuenta de que le había afectado. Siguió sonriendo, pero aquella imagen no se le iba de la cabeza. Pensó en lo que sentiría Edward viendo esas cicatrices día a día, en el dolor que le tendría que causar y sintió nauseas. Haciendo de tripas corazón, consiguió bañar a Seth, el cual estaba muy entretenido jugando con el agua y parecía no darse cuenta del estado anímico de Bella. Cuando su cuerpo empezó a arrugarse, lo sacó con sumo cuidado, envolviéndolo en una gran toalla y lo acunó como si fuese un bebé, provocando que el niño se riese de nuevo. Lo ayudó a vestirse, y muertos de hambre fueron a hacer la comida. Bella hizo pollo al horno con patatas, esperando que Seth no pusiese ningún pero, sabía que los niños solían ser muy quisquillosos con la comida.

—No te preocupes, a mí me gusta todo —le respondió él, después de haberle preguntado si le gustaba.

Mientras se hacía la comida Seth se puso a jugar con George, ya no le tenía ningún miedo. Le tiraba la pelota y el animal la cogía enseguida, lo que provocaba los aplausos del niño. Cuando el timbre sonó, el hurón corrió a meterse debajo de uno de los sofás, asustado.

—¡Ya voy! —gritó Bella, corriendo a la pata coja y haciendo que Seth se riese—. ¡No te rías de mí, enano! —le dijo, divertida, mientras abría la puerta. Últimamente se pasaba más tiempo en esta que en el interior de su casa—. ¡Edward! ¿Qué haces aquí tan temprano?

El joven rió, y entró en la casa sujetando a Bella por la cintura, para que le fuese más cómodo el andar.

—Una gran bienvenida, si quieres me voy, vamos —comentó, consiguiendo que ella pusiese los ojos en blanco—. ¿Dónde está mi pequeño?

—¡¡Papi!! —gritó el aludido, corriendo a tirarse en los brazos de su padre—. Te he echado de menos, pero me lo he pasado increíblemente bien, Bella me hace reír hasta llorar. ¡Hemos hecho tantas cosas! —estaba entusiasmado, moviéndose de un lado para otro, sujetado por los fuertes brazos de Edward, que sonreía contento de que fuese feliz.

—Ya me contarás, cariño. He podido escaparme del trabajo, tenía papeleo y eso lo puedo hacer en casa —le explicó a Bella—. No quería que te pasaras todo el día metida aquí, pensé que podrías tener alguna cita, o planes.

—¿Yo? No, no… —contestó ella, distraídamente, abriendo el horno. Edward parecía aliviado, pero de pronto cayó en algo—. ¡Mierda! Claro que sí, ¡tenía una cita! —exclamó, y vio como los ojos del muchacho parecieron desilusionarse—. Iba a ir a ver a Jasper, a la consulta, ya sabes. Suelo ir de vez en cuando, un poco de consejos mentales no vienen nunca mal —contó rápidamente, para que no pensase nada raro. No quería que creyese que tenía una cita con alguien, o algo así. Después de escucharla, Edward sonrió tímidamente, él no era nadie para interponerse entre Bella y su vida, pero no le alegraba la idea de que se estuviese viendo con algún chico—. Bueno, ya que estás aquí te quedarás a comer —sentenció ella, con voz firme, mientras sacaba la bandeja y la ponía en la encimera. No tenía el equilibrio suficiente como para llevarla hasta la mesa, cojeando. Edward cayó en la cuenta, y soltando las cosas que llevaba, la cogió para depositarla en la mesa del salón, después apartó una silla para que Bella se sentase, y junto con Seth, se dirigió de nuevo a la cocina, para coger los platos, cubiertos y vasos.

—Vaya, juntos podríamos formar un catering —bromeó Bella, cuando se sentaron con ella. Edward puso su sonrisa torcida, y Seth lo imitó. Fue tan gracioso que Bella casi se cae de su asiento de la risa—. ¡Sois tal para cual, de verdad! —gimió, con los ojos llorosos. Comieron bromeando, como si fuesen una familia de verdad. Este pensamiento apareció por la mente de Bella, e hizo que su corazón diese un salto, quería a aquellas personas demasiado. Miró embelesada a sus dos ángeles, que estaban hablando entre ellos, riendo despreocupadamente. Sintió ganas de llorar, aquello era perfecto, algo con lo había sido bendecida.

—¡Y entonces Bella dijo que mejor pintar con las manos! —vociferaba Seth, mientras se llenaba la boca con comida—. Ya verás lo que hicimos papi, es perfecto. Lo cortamos por la mitad, para que los dos tuviésemos un trozo y así nos pudiésemos acordar cuando fuésemos mayores. Bella dice que hasta cuando esté en una residencia de ancianos seguirá teniéndolo en su habitación. ¿Te lo puedes creer? Bella siendo anciana —decía mientras se reía, abrazándose la barriga con los brazos. Edward reía también, pero por lo bajo, mirando cálidamente a la chica.

—Veo que os lo habéis pasado muy bien. ¿Me invitaréis la próxima vez, o sois un grupo cerrado? —quiso saber, jugando con el tenedor. Bella se puso roja, él estaba invitado a todo.

—Edward, no hace falta invitación para que pases la tarde con nosotros. Sólo que tengas tiempo y ganas de aguantarnos —comentó ella, sonriéndole.

Cuando terminaron de comer, Bella y Edward recogieron, dejando a Seth con la televisión, ya que estaba su programa preferido.

—No hace falta que me ayudes, puedo yo sola de verdad, ve a descansar, habrás trabajado duro hoy —Bella no quería que Edward fuese a su casa para limpiar, lo que deseaba era que se lo pasara bien, no que recogiese.

—Bella, no digas tonterías. Donde quiero estar es aquí —le susurró, agachándose para quedar a su altura. Bella no quería tanta tensión sexual de nuevo, únicamente conseguía alterarla y quitarle el sueño, por lo que se dio la vuelta, concentrándose en los platos que estaba metiendo en el lavavajillas.

—¿Pasa algo, Bella? —preguntó Edward, apoyado en la encimera. Era la postura más sexy que Bella había visto en su vida—.Te has apartado tan deprisa de mí que me ha dado la impresión de que te he incomodado.

—N-no… Sólo que no m-me lo esperaba —murmuró esta, secándose las manos con un trapo de cocina, sin dirigirle la mirada.

—Si te molesta algo de lo que haga, por favor dímelo —le volvió a susurrar, acercándose más a ella—. Dímelo, Bella.

—Edward, jamás me molestaría nada que saliese de ti —Bella lo estaba mirando a los ojos, lo cual era una mala idea si tenía en cuenta el poder de estos sobre ella.

—Es bueno saberlo… —cada vez estaban más cerca, y la tensión era palpable en el ambiente. Bella no podía creer su suerte, le había pasado lo mismo dos días seguidos. ¿Cómo sería cuando llevasen un mes siendo vecinos? ¿Y un año? ¿Se acercaría tanto a ella todos los días de su vida? Si fuese así tendrían que ingresarla en un psiquiátrico, tal vez Jasper le recomendase alguno eficaz.

Sin embargo esta vez, sus narices no se rozaron, Edward se limitó a hundir su cabeza en el cuello de Bella, mientras la abrazaba tiernamente.

—Muchas gracias Bella, mi Bella… —le susurraba una y otra vez. Ella quería saber por qué, pero estaba inmovilizada, cada célula de su cuerpo le pedía que lo apretase más aun contra ella, que acariciase su definida espalda, o su delicioso cabello del color del bronce. Unos pasos sonaron por el pasillo, y Edward se apartó demasiado rápido. Tenía las mejillas sonrojadas y los ojos húmedos.

—Eh, ¿qué pasa? —preguntó Seth, que había entrado saltando—. Estáis muy rojos, ¿os ha picado un bicho en la cara?

Edward y Bella se miraron, comprobando que era obvio que había ocurrido algo entre los dos.

—No ocurre nada Seth, todo está bien —Edward se acercó a él y lo cogió, como de costumbre—. Me parece que deberíamos volver a casa, ¿no crees bichito?

—Yo no quiero irme sin mi Bella… —lloriqueó Seth, extendiendo los brazos a esta, que se acercó rápidamente y le acarició las mejillas.

—Cariño, tengo cosas que hacer esta tarde, ¡pero mañana puedes volver si quieres! —al niño se le iluminó la cara, y miró a su padre, con un gesto de súplica—. Vamos Eddie, deja que disfrutemos los que estamos de vacaciones —rió ella, intentando volver a la normalidad. Él le lanzó una mirada con una mezcla de enfado y diversión.

—Está bien, mañana podéis jugar juntos también niños —bromeó, andando hacia la puerta con Seth haciendo gestos de victoria entre sus brazos.- Pero no quiero despertarte tan temprano Bella, no es justo.

—Edward, eso no es una escusa —le reprendió, rodando los ojos—. Tienes unas llaves de mi casa, y sabes dónde está el cuarto que he preparado para Seth.

—Bella, no voy a entrar a las ocho de la mañana en tu casa, sin permiso —dijo tajantemente Edward.

—¡Pero si te lo estoy dando ahora mismo! —rió de nuevo ella—. No me importa para nada despertarme, pero si eso es un impedimento para que me dejes a tu hijo, no veo otra solución.

Edward suspiró, y se dio la vuelta, dirigiéndose a su casa. Bella fue hasta el ascensor y lo llamó, iba a ir directamente a la consulta de Jasper, tenía las muletas, la cartera en el bolsillo y las llaves de su casa, no necesitaba entrar para nada más por lo que cerró la puerta.

—Buenas noches Edward, Seth.

—Buenas noches Bella —contestaron a coro los dos, despidiéndose con una mano.

Había varios taxis cerca de la entrada de su casa, por lo que no tuvo que esperar. Se metió en uno de ellos y le indicó al conductor la dirección. Sumida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que había llegado, la consulta no estaba a más de diez minutos de su apartamento. Pagó al taxista, dándole una propina generosa y entró en el glamuroso edificio, que se encontraba en la mismísima Quinta Avenida. Una vez frente al piso que ocupaba la consulta, llamó al timbre y le abrieron inmediatamente.

—Buenas tardes, Kate —saludó Bella con una sonrisa. Kate era la secretaria de Jasper desde hacía años. Bella sabía que se sentía atraída por este, pero que afortunadamente hasta el momento entendía lo enamorado que estaba de Alice. Jamás se había interpuesto en su relación, aunque Bella veía que cada vez estaba más enamorada de él. Sabía que aquello podría terminar mal, pero no había ningún indicio de problemas. Era guapa, no tenía nada que envidiar a nadie, podría conseguir al hombre que quisiese, pero el problema es que este ya estaba pillado por alguien que se le había adelantado.

—Buenos días, Bella, ahora mismo aviso al Doctor Hale de que estás aquí —sonrió, y se colgó inmediatamente del teléfono—. Señor Hale, está aquí Isabella Swan. De acuerdo, ahora mismo se lo digo —colgó y se dirigió a Bella—. Puedes entrar cuando quieras.

Suspiró y se encaminó hacia la puerta que sabía que la llevaría hasta su salvación mental: Jasper Hale.

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Chicas Dios!! perdonenme por tardarme si ya lo se merezco una muerte cruel XD...pero es que se me paso que hoy ers martes...en que planeta vivo? no lo se jajaj asi que disculpenme XD disfutenlo...talvez si le dejan muchos comentarios a Laura podamos subir otro capi antes..besos

11 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA!!
Somos Maria y agustina de argentina!
Este capitulo esta buenisimo!
porfaaa publiquen otro antes del martes!!!
tienen que publicar mas dias!
CUANDO SE VAN A BESAR EDWARD Y BELLA!!!!!!!!¿?
ESTA ESPERA ES INSOPORTABLEE!
POR FAVOR!
ALL YOU NEED IS LOVE ES GENIAL!
besos

Anónimo dijo...

HOla!
yo tambien soy de argentina y te felicito! ESCRIBÍS RE BIEN!
ME RE ENGANCHE EN LA HISOTRIA ES SUPER..
A LO MEJOR CUANDO LO TERMINES,
PODES CAMBIARLE LOS NOMBRES A LOS PERSONAJES Y HACER UN LIBRO DE VERDAD ANTES QE TE ROBEN LA IDEA!
CASI LLORO CUANDO BELLA LO BAÑA A SETH,
POR FA!
ESCRIBI OTRO CAPITULO ANTES DEL BVIERNES!!
GRACIAS!
UN BESASO!!!!!!!!!

Unknown dijo...

Ooola!!!
aii muxas gracias
por los capitulos
que subes estan geniales
enserio me encantan....
aora ya no puedo dejar de
leerlos jejeje

enserio que cuando leoo tanto me rio como me pongo triste pobre seth u.u

bueno esperare el otro capitulo
y sigo muxas gracias :)

bye....
besos...

Anónimo dijo...

Q buenoooooooooooooooooo diossss jejeje ya kieroo el proimo pobre bella con un edward asi yo tb necesito un loqro xD

Anónimo dijo...

Ai dios! no nos podes dejar asi con esta intriga!!!
publica otro antes de el viernes y el viernes tmb! JAJAJAJA
bye

Anónimo dijo...

ESCRIBIRIA 0 COMENTARIOS TODOS YO CON DISTINTOS NOMBRES SI ESO ACELERA OTRO CAPITULO!!
all you need is love ES GENIAL!
segui asi!!!
=)=)

Anónimo dijo...

SOY LA DEL COMENTARIO DE ARRIBA!!
QUIZE PONER 200 COMENTARIOS Y SALIO
UN 0!!
NO ENTIENDAN MAL PORFA!
UN BESO!!!

Anónimo dijo...

AIIIIIIIIIIIIIIII (L
PUNLIQUEN OTRO RAPIDO PORFA!
NO PUEDO ESPERAR A LA INGNAGURACION DEL PUB DE EMMETT, Y DE ALICE BELLA Y ROSSE EN LA REVISTA!!!
POBRE SETH, CASI LLORO!!
ESCRIBAN OTRO CAPI RAPIDO!!
GRASIAS
BYE BYE

nenita cullen dijo...

hola PLISSSSSSSSSS SUBAN OTRO CAPITULO ANTES DEL MARTES Y DEL VIERNES PERO TAMBIEN EN ESOS DIAS JIJI plisssss!!!!!! por k juro k me muero d la intriga

pawoolax black dijo...

si estoy deacuerdo kon todas las demas subaaaaaannnnnnn maaaaaaxxxxx kapiiiis!!!!!!plis me muero de la intriga:s plisssss!!!!!!
besos y abrazos
PD:subann maxx kapis jeje plis

Claire dijo...

jaja oki mis chicas..todo por que yo me equivoque de dia..asi que culpen a mi olvidadisa mente de que hoy les vaya a subior un nuevo capi jajaja