lunes, 7 de marzo de 2011

Entre el Amor y el Odio



Sumario:
Ella se encontró con el futuro de su clan en sus manos. Siendo una niña apenas, tuvo que comportarse como mujer y ganarse el respeto de los hombres poderosos, en un mundo donde la mujer era moneda de cambio. Pero tenía unas cuantas cosas bajo la manga para conseguirlo.

Él sabía su obligación pero entre ejecutarla y aceptarla había un gran espacio. Y en ese espacio se clavo ella. Una mujer que no era más que una niña y que además en sí se comportaba como niño. Con toda su vida complicada cometió errores que le llevaron a perder mucho.

Solo una cosa simple y sencilla podrá devolverle todo lo que quiere él en su vida.

Una cosa sencilla y simple llamada amor.

¿Serán suficientes sus intentos?

Nota de la autora: Este fic contiene escenas explicitas de violencia, sexo y lenguaje vulgar que podría herir la sensibilidad de las personas, se recomienda discreción y una mente abierta.

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Capitulo 4.- Giros del destino

Edward pov

-¿Dónde los atacaron exactamente? - pregunto Eleazar al tipo que se presentara como Sam.
Enorme tipo muy parecido al guardia de Bella, pero con un par de años más quizá y el pelo más largo.

-en el paso de La Cascada- dijo mientras el médico de los Hale lo curaba.

-¿hay más sobrevivientes aparte de ustedes?- pregunto mi padre.

-ninguno Señor, apenas logramos salir vivos, ¿Cómo están las niñas?- pregunto el hombre cambiando el tono.

Se podría decir que dulzura era lo que había.

-ahora están preparándose para la cena y firma de acuerdos prenupciales, los matrimonios han sido arreglados- dijo Eleazar de nuevo.

-bien, eso es bueno, eso acelera las cosas- dijo Sam más para sí que para los demás.

De la nada Bella aparece corriendo, apenas con una especie de vestido, aunque yo juraría que era transparente. Otro hombre de los que eran atendidos se levanto de inmediato.

La abrazo explicándole algo. La respuesta de la niña fue preguntar por Sam, apenas se levanto el hombre, ella corrió hasta él y decir que prácticamente se le echo encima es decir poco. Se soldó a su cuerpo mientras el enorme tipo la rodeaba por los hombros. Algo dijo él y ella se soltó.

-¿Dónde está el maldito?- pregunto.

-yo te llevo- dijo el tal Jake.

Y ella salió corriendo detrás de él. Lo siguiente que paso al llegar a donde el enemigo estaba fue tan rápido que no estaba seguro que fuera real.

Esa niña en un segundo se convirtió en un demonio vengador enterrando la espada sin pena o misericordia alguna en el pecho del hombre. Ver la determinación con que hundió y saco la espada del cuerpo del tipo fue escalofriante. Esa imagen de ella con su caballera marrón desordenada, el vestido trasparente manchado de sangre y la mirada perdida fue suficiente para saber que las cosas no estaban bien. Sin saber que me motivo a hacerlo, jale una de las cortinas que cubrían la pared, me acerque de inmediato y la envolví. Entre Emmet y yo la sacamos del lugar.

Apenas escuche la puerta cerrarse entendí que realmente estaba en problemas, que una mujer matara a un hombre ya era castigado, sin añadirle que al ser un enemigo, matarlo era una clara provocación de guerra.

La lleve hasta su habitación, por suerte Lady Tania estaba ahí. La deje en sus manos y salí.

-¿te casaras?- pregunto mi padre cuando deje la recamara de la que sería mi esposa.

-¿Tengo opción?- pregunte.

-sí y no; sí si la acusas de asesinato, no, si decides callar igual que lo haremos todos los demás- dijo deteniéndose.

En la mazmorra solo estábamos Los Hale, Sam, Jake, dos guardias de Eleazar, mi padre y hermano.

-me casare- dije sin más.

-bien, no esperaba menos de ti, esa niña ha pasado por mucho en muy poco tiempo, no me extraña que haya explotado. No pensé que tuviera el valor para matar pero lo tiene. Es una adversaria de gran tamaño…-

-no necesitas vendérmela, he dicho que me casare y ojala no me rebane como a ese infeliz- dije antes de entrar en mi habitación y dejar a mi padre de pie y con la palabra en la boca.

Pero la verdad era que mi padre tenía razón, de un día para otro se encontró siendo la responsable de su madre y su hermana, su padre prisionero, sin casa y ahora sin guardia y con su madre prisionera también y encima de todo comprometida conmigo. Sin haberme visto nunca.

Yo era hombre tenía muchas más libertades y me sentía atrapado. Ella había estallado y desquitado con el primer adversario que encontró y de qué manera. Me dormí pensando en cómo serían las cosas. Victoria inundo mis sueños como siempre, me calentó el cuerpo y el alma.

¿Cómo se tomaría mi esposa que tuviera una amante? Porque algo era seguro… no la dejaría.
-Ed despierta, querrás ver en que anda tu casi esposa- dijo Jasper.

Me vestí rápidamente después de lavarme la cara y camine hacía el patio interior.

Mi casi esposa estaba en pantalones de montar y un camisa mucho más grande, sujeta por un cinturón ancho que enmarcaba su diminuta cintura y hacía el marco perfecto para sus muy bien formados senos, del tamaño perfecto para… hum… estaba practicando con su guardia personal, un corte pequeño en el brazo decía que no le iba muy bien.

-arriba, ataca… retrocede… defiende… vamos niña… te están pateando- la instruía el otro guardia, Sam, cada que Bella hacía un movimiento.

-Sam me vuelves a decir niña y dejare el sable por el arco- amenazo mirándolo furiosa.

El hombre asintió y no dijo más, mientras una sonrisa se pintaba en su rostro.

Parte de su hombro se asomaba por la abertura de la camisa. Y me encontré mirándola. Queriendo tocar su piel blanca, casi podía jurar que era suave.

-sospecho que tu esposa te dará dolores de cabeza hermanito- dijo Emmet uniéndose a nosotros mientras mirábamos como la chica progresaba muy rápido.

Decidí ignorarlo porque… en primera, mi esposa solo serviría para formalizar las alianzas y dar herederos y en segunda porque esperaba que no me diera problemas y no los daría porque trataría de estar lo menos posible con ella.

Para mis cosas estaría Victoria, el amor de mi vida.

-joder niña, no soy de piedra- se quejo el guardia cuando ella ataco con ganas haciéndole un corte grande.

-no seas eunuco Jake, defiéndete- pidió ella.

-vaya, ese guardia sí que se toma confianzas- dijo James con veneno como siempre.

Y aunque lo odiara con ganas tenía razón. Esa no era forma de hablarle a su señora y además comprometida. Claro que aun no se había firmado nada. Pero aun así. Tendría una charla con mi casi esposa.

-suficiente, estas molesta Bella y no es bueno que sigamos con esto, mi hermano no es de prueba de tus enfados- dijo el tipo mayor mientras le pedía el arma a Bella.

Dudo en entregarla hasta que el tal Jake la miro seriamente cruzándose de brazos. Y ella cedió. Interesante. ¿Habría algo entre ellos? El tipo era mayor que ella por varios años. Era incluso mayor que yo.

-bien, será mejor que te prepares, partiremos después del desayuno. Jake, cúrale el corte-indico el mayor.

-no, eso lo puedo hacer yo- dijo ella.

-entonces muévete niña- dijo Sam de nuevo.

Ella lo miro con ganas de atravesarlo pero al mirar al otro hombre relajo la expresión. Se giro de nuevo y camino decidida hacía dentro.

Salimos apenas terminamos de desayunar, el vestido que usaba dejaba ver parte del vendaje. La observe discretamente. Después de todo era la mujer, la niña, con la que me había tocado casarme. Vaya suerte de mierda, ¿Por qué no con su hermana? Parecía más sensata. Pero no más hermosa. Le daría unos días antes de tomar una opinión definitiva sobre ella.

-¿te puedo acompañar?- pregunte dos horas más tarde mientras partíamos al castillo Eorlingan para rescatar a su padre.

Ese acuerdo, en vista de lo sucedido con su madre, se respetaría.

-claro- dijo sonriendo tímidamente.

Vaya.

-entonces te llamas Isabella pero te gusta que te llamen Bella, tu hermana es Alice, tu papa Charlie y tu mama lady René… ¿algo más que quieres agregar a mi información sobre ti?- pregunte.

-sí, tengo 16 años, soy experta con el arco y la flecha, monto a lomo sin problemas, cuando la situación lo requiere puedo usar ropa de hombre, manejo la espada y como has podido ver estoy aprendiendo a usar el sable y tengo un gusto exquisito en vestidos y tendencias de moda. Los zapatos son mi pasión después de los accesorios y si aun quieres casarte conmigo te hare gastar mucho en eso- dijo sonriendo dulcemente.

Por un momento casi olvide a la mujer fuera de sí del día anterior, hoy era una niña de la edad que decía tener. Era muy joven. Demasiado. Y con muchas habilidades para nada dignas de una dama.

-vaya, eres… interesante- dije sin encontrar otro adjetivo más acertado o decente.

-gracias, me han dicho de todo pero jamás interesante- dijo con la tristeza instalada en sus ojos.

Café dorado, sus ojos eran café dorado.

-¿Cómo te sientes con el asunto de nuestra boda?- pregunte.

-no creo que sentir algo sea acertado de decir, eres consciente que no tenemos muchas opciones en esto. Solo espero seas bueno conmigo. Y paciente, soy bastante cabezota y con facilidad tiendo a tomar decisiones sin consultar, mi padre siempre confió en mi juicio y mi independencia, someterme no está en mi sangre y sospecho que será algo que contigo tendré que aprender- dijo mirándome apenas.

-niña, necesitamos avanzar más rápido, lord Eleazar ha mandado la primera oleada de gente a las puertas y necesitamos adelantarnos. Paul, Jake y yo entraremos por tu padre. Lord Cullen también está en movimiento. Quédate en el bosque, si alguien nos sigue te necesitaremos. Lord Edward por favor evite que intente entrar, si no salimos en diez minutos llévesela aunque sea a la fuerza- dijo Sam a uno y otro mientras Bella hacía por protestar.

-lo hare, mi casi esposa me hará caso- dije mirándola.

Ella cerró la boca no sin antes lanzarme una mirada asesina.

-bien… iremos a todo galope, avisa a la gente. No se queden atrás- dijo Bella mientras sacaba un listón de su bota derecha y se amarraba el cabello en una especie trenzado o algo así, cuando termino amarro el extremo.

Desde el día del consejo había notado que lo usaba suelto, solo esta mañana cuando entrenaba o pretendía hacerlo, note que lo tenía recogido por completo.

-¿crees poder seguirles el paso?- pregunte al ver su montura, tan grande como la mía.

Y ella era pequeña, apenas me llegaba a la barbilla. Y muy delgada. Perfecta era adecuado decir.

-¿yo? La pregunta es si tú y tu gente podrán seguirme a mi- dijo mientras azuzaba el caballo lanzándose a todo correr hacia adelante.

Seguí su ejemplo mientras apenas le daba alcance. Para ser tan pequeña el tamaño de su montura no parecía ser un problema. Atravesamos el bosque y relajamos el paso para que los animales descansaran.

-Llegaremos antes del anochecer. Ella los podrá guiar hasta la parte de atrás- dijo Jake acercándose.

Puso su caballo al nivel de ella.

-Jake, cuídate mucho… yo…- cerró la boca cuando me acerque.

-lo sé, lo sé… tu papa estará bien. Sam se encargara de que así sea. Tu mama es otra cosa. Prométeme Isabella que si no salgo… mantendrás la cabeza fría cando vayas por ella. Promételo- dijo el tipo tomando su mano.

-te lo prometo pero… sal vivo- dijo antes de soltarse de él y azuzar su caballo de nuevo.

El tipo se dio la vuelta en dirección contraria.

Algo me era claro. Amistad no era lo único que había entre ellos. Y no me gusto el sentimiento que se apodero de mí. Si sería mi esposa debía respetarme. Que yo no la amara y tuviera a la mujer de mi vida como amante no significaba que mi esposa pudiera siquiera pensar en otro hombre que no fuera yo.

-Bella espera, ¿Qué hay entre ese tipo y tú?- pregunte en tono nada amable y rudamente.

-¿Qué tipo?- pregunto mientras entrabamos a otra parte densa del bosque y aminorábamos el paso.

-Jake- dije de nuevo un poco más irritado.

-nada, nos conocemos desde siempre, ha sido mi guardia toda mi vida o algo así-

-¿solo tu guardia?- ataque.

Eso no me lo creía. No era buena mintiendo.

-¿estás insinuando que entre Jake y yo hay algo sexual?- pregunto.

-¿Lo hay? ¿Lo hubo? ¿Lo habrá?- dije mas enfadado aun.

-escucha… estamos cerca del punto de entrada. Creo que esto lo podemos finalizar después- dijo seria.

No mostro ninguna expresión pero no me paso desapercibida la lagrima que corrió por su mejilla. No era tan tarde y no estaba tan oscuro como para no verla aun cuando giro el rostro hacía el otro lado.

Una hora después los arqueros de mi padre tomaban posición donde ella les indicara, siendo ella la primera en colocarse. Las señales fueron dadas. Y el grupo de la puerta avanzo. Sabía que mi hermano y Jasper estaban en ese grupo. Mi padre y Eleazar estaban también a la cabeza. El momento crítico estaba por iniciar.

Apenas soltaron la señal de aviso, vi al grupo de tres hombres raptar por el suelo hasta llegar una pared traslapada con otra. Se perdieron ahí.

-toma el tiempo por favor- pidió Bella mientras preparaba la flecha y tensaba el arco.
Para cuando termino el tiempo y los hombres no salían la escuche gemir. La mire y vi que estaba llorando. Apenas emitía sonido alguno. Su cuerpo se contorsionaba ligeramente por lo sollozos que contenía. Algo en mi interior me hizo acercarme.

-tranquila, saldrán- susurre colocándome a su espalda.

Su aroma me sorprendió. A pesar de que habíamos cabalgado todo el día ella seguía oliendo a flores. Aspire un poco más antes de separarme. Entonces vi salir a Jake, quien camino sin esconderse.

-niña, quiero que pongas atención a lo que te diré… no hay nadie vivo en el castillo- dijo despacio mientras yo entendía lo que eso significaba.

Mire a mi prometida. No comprendió.

-Garrett, llévate a los hombres a al frente y entren al castillo, Sam está abriendo la reja y bueno seguramente allá te darán indicaciones- dijo el tipo dirigiéndose al terrateniente de los Swan.

Decidí quedarme ahí. No pensaba dejar a mi casi esposa con ese hombre. Y no pensaba dejarla sola mientras esto pasaba.

-¿Jake donde esta mi papa?- pregunto de nuevo Bella.


-mi niña… están muertos. Tus padres, ambos, fueron asesinados- dijo de nuevo mientras Bella perdía el color.

Apenas logre sostenerla antes que llegara al suelo.

-será mejor que ella no entre, es una masacre. Hay un carruaje en la puerta principal, por favor llévesela a su castillo y no la deje venir. Esto es más de lo que mi niña puede soportar- pidió Jake conteniéndose apenas de llorar.

Mientras con ternura acariciaba el rostro de Bella, aún blanco de la impresión.

-lo hare… ¿y su hermana?- pregunte recordando que Alice se quedo en el castillo con Rose.
-Alice pronto será la esposa de Hale y no creo que haya problema por dejarla donde esta- dijo llamándola por primera vez por su nombre delante de mí.

Entregue a mi casi esposa al hombre mientras montaba mi caballo, la tome de nuevo en brazos y cabalgue con ella hasta la puerta. Pude ver cuando sacaban a unas mujeres que por la vestimenta supuse eran de la servidumbre y agradecí que mi prometida estuviera inconsciente. Era horrible la escena.

-dámela- dijo Emmet.

La tomo en sus brazos mientras yo me bajaba, un carruaje se acerco y la puso dentro.

-Edward, este es el pergamino que Bella firmo antes de salir y este el contrato de matrimonio. Fírmalo ahora y oficialmente será tu esposa, podrás llevártela sin que se hable de más, toma toda la torre sur del castillo tu madre lo acondiciono para ustedes, tendrán privacidad- dijo mi padre cuando la deje en el sillón del carruaje.

Firme lo que me pidió y Jasper me sirvió de testigo, vi que lady Tania había firmado como testigo de Bella. Para cuando termine de poner el sello me di cuenta que estaba casado.

-pero faltará hacerlo oficial por la iglesia, en cuanto esto se arregle haremos una ceremonia para unir los tres matrimonios. Alice y Rose firmaron algo parecido pero tu hermano y Jasper firmarán al regreso. Ahora tú eres el albacea de este castillo y toda la parte que colinda con nuestras tierras, Jasper lo será de la parte que colinda con sus tierras, mas adelante veremos cómo arreglar esto- dijo mi padre mientras me entregaba todo los documentos de mi matrimonio en una bolsa de cuero sellada.

Después de que el médico se asegurara que estaba bien y solo era de la impresión el desvanecimiento, partí dentro del carruaje con la cabeza de mi esposa en las piernas, aun desmayada.

¿Qué haría con Victoria, el amor de mi vida?

¿Alejarla de mí?

¿Cómo sería mi vida con Bella?

-no la dejare… no puedo… Bella será mi esposa, tendrá todo lo que su estatus le dé pero jamás mi amor, eso siempre será para victoria. Siempre será así- dije en voz alta.

No la dejaría, la convertiría en mi amante.

La amaba demasiado para renunciar a ella.

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Capitulo 5.- Entregando el cuerpo

Edward pov

-¿aun no despierta?- pregunte a mi madre cuando bajaba las escaleras que llevaban a su habitación.

La mía estaba justo debajo. No me pareció correcto compartir la habitación si Bella aun no sabía que ya estábamos casados.

-hijo lo que tu esposa ha vivido estos día ha sido demasiado, una persona podría nunca pasar por esto en toda su vida. Necesita descansar. Sé paciente. Llevas tres días solo preguntando y tal vez debas pasar más tiempo a su lado que en el pueblo… - dijo seriamente.

En el pueblo estaba Victoria. Aun no me decidía a mandarla lejos y era bien conocido que era mi amante, lo había sido desde un tiempo atrás. Aunque mía como tal solo de un par de meses.

-mama no hay nada que decir sobre eso. Iré a ver a Bella- dije pasando por su lado.

-¡¡¡¿Qué harás cuando Bella se entere?!!! ¡¡¡¡¿Serás de esos esposos que mantienen a la esposa como yegua de cría y solo visitan su cama para procrear más, mientras se divierten con otras mujeres?!!!!- grito mi madre mientras yo entraba a la habitación de Bella.

Sus palabras resonaban en mi cabeza. Sabía que tenía razón pero no podía dejar a Vicky. No podía.

Me acerque despacio a donde mi esposa dormía. Tan frágil se veía que olvide por un momento que era tan capaz como yo de correr al galope, manejar una espada, el sable y por lo que vi en el bosque el arco y flecha.

Nada quedaba de ese coraje que la llevara a ganarse el respeto de los integrantes del consejo. Apenas el recuerdo. Me senté a su lado. Sin entender este sentimiento de protección que me invadía, acaricie su rostro. Estaba fría. Pálida. Hermosa.

Abrió sus ojos sin mirar nada por un segundo, entonces su expresión cambio. Me miro antes de llorar y con la fuerza que saco de no sé donde se lanzo mis brazos. La apreté contra mí.

-¿muertos?- susurro contra mi pecho.

-lo siento Bella, así fue. De verdad lo siento- dije antes de jalar de ella y ponerla en mis piernas, abrazarla y consolarla como la niña que era.

Bella pov

Todo fue una pesadilla, desde el momento que cruce la puerta de la habitación esa noche. Las palabras de Tania no me ayudaban, había matado a un hombre… de verdad lo había hecho. No me arrepentía de haberlo hecho, me arrepentía de no haberme asegurado que Alice no me seguía. No era algo que se soportara fácilmente.

Al menos no tuvo pesadillas, como yo. Y el viaje al castillo no fue tan sencillo, mi casi esposo, había dudado de mi tras haberme visto apenas tres días. ¿Sería así nuestro matrimonio? ¿Tendría que someter mi independencia? ¿Podría hacerlo?

Y después las palabras de Jake… “tus padres, ambos están muertos”. Como dije, todo es una pesadilla… hasta que me abrazo. Necesitaba sentir el calor de alguien. No era Jake pero serviría. Me quede ahí llorando en sus brazos hasta que el sol estuvo en lo alto.

-¿Cuándo paso?-

-hace tres días, te desmayaste cuando Jake te lo dijo y pensé que traerte era lo mejor. Bella ya estamos casados- dijo en un susurro lo último.

Me separe un poco.

-¿ya…? hum es decir… ¿tu y yo…? - No pude terminar la frase pero la busque en la cama alguna señal de lo que hubiera pasado ahí.

-no, no para nada… no habías despertado. Hum… pediré que te traigan algo de comer, y después platicaremos sobre esto, temo que nuestro matrimonio no es válido hasta consumarlo…-

-oh, ¿quieres hacerlo justo ahora?- pregunte suplicando internamente que dijera que no.

-no creo que sea necesario apresurarnos tanto. Mira, aun estas de duelo y lo entiendo, tomate el tiempo que necesites. Nadie necesita saber que entre nosotros no ha pasado nada. Vamos a conocernos un poco más, cuando te sientas mejor las cosas se darán solas- dijo antes de levantarse y marcharse.

Me quede mirando la puerta por donde se perdiera. Después mire la habitación. Era grande, mi cama tenía un dosel en madera negra con cortinas blancas que rodeaba toda la estructura. Junto a mi cama estaba el tocador del mismo material y color que mi cama. Un banco pequeño que se escondía en el espacio del tocador. Un espejo enorme cubría la pared justo en proporción al tocador, rematado en un marco a juego con todo lo demás. Una alfombra en rojo oscuro cubría el suelo, únicamente en la parte de la cama.

En la pared que tenía a la derecha estaba una especie de cuarto más pequeño donde estaba toda mi ropa aunque no sabía cómo había llegado ahí. En ese lado también estaba un espacio desnudo del piso junto al vestidor, donde una tina enorme estaba empotrada al piso. Con cortinas en color uva que daban privacidad.

Frente a la cama estaba la pared que contenía la chimenea. Grande y situada justo a la mitad frente a donde yo estaba. En la parte de arriba tenía varios cuadros de paisajes. Todos hermosos. Se parecía un poco a mí habitación en Eorlingan. Mi castillo, mi casa. Mi gente.

Y recordé que ya no era así, que mis padres ya no estaban, mi hermana estaba ahora casada y lejos; el hombre con quien estaba “casada” apenas me había dirigido la palabra solo lo suficiente para explicarme la situación.

Y llore. Llore hasta que el sol se metió. Y seguí por dos semanas más hasta que mis ojos quedaron secos. No veía como podía estar mejor, nada parecía animarme, nada me hacía sentir mejor.

La rutina era la misma, Bree, la muchacha que se encargaba de la limpieza y de atenderme era a quien más veía, Esme, la madre de mi esposo, llegaba un rato por la tarde para platicar conmigo, aunque en sí era para intentar enseñarme una técnica nueva de bordado, por desgracia, mi cabeza no estaba para eso y tras dos horas de intentos se marchaba, con algún paño arruinado, de todas formas solía regresar con otro, la sonrisa en los labios y esa mirada que me recordaba a mi madre.

A veces mi esposo me visitaba en la habitación. Se sentaba en el extremo de la cama y me preguntaba sobre como estaba, si había comido… cosas sin importancia, pero no era siempre. Había días en que no lo veía. Tampoco es que lo necesitara, necesitaba a Jake y estaba muy lejos de mí.

Necesitaba a mis padres y no estaban en este mundo, necesitaba a mi hermana, pero… estaba del otro lado del territorio.

Por primera vez me sentí con ganas de morir.

-¿Cómo te sientes hoy?- pregunto mi esposo una mañana cuando entro seguido de Bree y otra mujer, con bandejas en las manos cada una.

-hum, bien ¿Qué haces?- pregunte cuando dejaron todo en el tocador y se marcharon las mujeres.

-desayunare contigo por supuesto. Ya me canse de comer solo abajo y de que Bree regrese las charolas casi intactas. Necesitas comer bien o te enfermaras. Además llevas dos semanas encerrada aquí, creo que es tiempo de que empieces a salir, me he tomado el día para enseñarte el castillo completo- dijo mientras ponía una de las charolas en mis piernas.

-esto es muy lindo de tu parte pero no es necesario, puedo recorrer el castillo sola, es solo que no me agrada a idea de salir- dije mientras hacía el intento de comer.

Estaba aun acostada, bueno, ahora sentada con la espalda apoyada al cabezal de la cama, con mi bata de dormir y el cabello apenas peinado. Sentó junto a mí, en el banquito del tocador con un tazón de avena, parecido al mío pero más grande, entre las manos. Había queso, fruta y algo de vino. Jugo de frutas, galletas y café por supuesto. Por algún motivo el desayuno me supo mejor que en otras ocasiones aunque no fue mucho lo que comí.

-bueno si no quieres salir está bien, podemos quedarnos aquí y platicar un poco, tengo noticias de tu hermana. Su matrimonio fue validado por el sacristán del castillo de los Hale, así como el de mi hermano. No pudieron irse de viaje con el asunto de los Masen pero ya están instalados en los castillos respectivos. Emmet y Rosalie se quedaron en Mor Anon, el segundo castillo de los Hale y Alice con Jasper se mudaron a Arlingan- dijo mientras prestaba toda mi atención.

-tiene sentido si está cerca del territorio de los Hale… ¿nos mudaremos?- pregunte con la cuchara a medio camino.

-¿te quieres mudar? ¿A dónde?- pregunto sin dejar de comer, al parecer tenía apetito para varios días.

-no sé, creo que es algo que debes decidir tu, Eorlingan es el castillo mayor y es muy bonito, también esta Anduingan, está mucho más cerca de tus tierras- dije.

Después de acabarse el contenido del tazón, siguió con algo de fruta picada, medio plato de queso, una de las jarras de jugo y para terminar, todas las galletas. Yo apenas pude con medio tazón.

-¿no comerás más?- pregunto

-no, ¿quieres?- pregunte sarcástica.

-sí- y dicho eso, se acabo lo que quedaba. En todos los platos.

Y a esa mañana siguieron muchas más. Mi esposo cada vez parecía comer más, aunque en realidad era menos ya que empecé a acabarme mi ración.

-¿Qué te parece si hoy comemos en el salón que está abajo y después salimos a conocer el resto de la torre?- pregunto.

-me parece bien, pero… de verdad no es necesario que me acompañes, creo que puedo hacerlo sola, tendrás cosas que hacer- dije.

-¿no quieres que este cerca de ti?- pregunto un poco molesto.

O eso me parecía.

-no es así, sé lo que soy y como me comporto, sé lo que la mayoría de los hombres piensa de mi, no quiero imponerte mi presencia o que lo hagas porque te sientas comprometido- dije mirando a otro lado.

-no me molesta nada de lo que hasta ahora sé de ti. Y debes de saber que no me molesta tu presencia- dijo con una especie de sonrisa.

-entonces me gustaría comer y salir contigo- dije sonriendo.

Y así fue. Esa tarde me enseño la torre completa. La habitación que él usaba, aunque no entramos, porque yo no quise. Me enseño el camino hacia la cocina, ya que cada torre y la parte central, que era donde Esme y Carlisle vivían, tenía su propia cocina. Me enseño las bodegas de provisiones y la de armamentos.

Estaba segura que la última era para levantarme el ánimo. Ese ánimo que no parecía querer quedarse en mí, pues apenas me quedaba sola la tristeza y el dolor regresaban.

-estuve pensando… que si te parece bien… me gustaría que compartiéramos la habitación- dijo unas semanas después que empezáramos la rutina de salir a caminar por las tardes.

Apenas después de cenar en mi habitación y de que se llevarán los trastos vacíos porque como de costumbre, él arrasaba con la comida.

-me parece que no necesitas preguntar, es tu casa y es tu derecho- dije sonrojándome.

-sí, pero aun no somos marido y mujer y no quiero incomodarte más, has avanzado mucho estas seis semanas, al menos ya no lloras todo el tiempo y no quiero hacer algo que pueda ponerte mal de nuevo. Ha sido interesante este tiempo que hemos pasado juntos. Eres muy especial Bella. Espero ser un buen esposo - dijo tomando mi rostro suavemente.

Jamás me había tocado así, me abrazaba, me tomaba la mano pero nada más. Los momentos que pasábamos juntos eran de platicas maratónicas. De anécdotas y a veces solo para ayudarlo con el manejo del castillo Arlingan y Eorlingan de los Swan y que ahora eran propiedad de mi esposo.

Acerco sus labios a los míos, fue un contacto suave. Lento. Cálido. Poco a poco fue incrementando la presión, la fuerza. Hasta que sin saber en qué punto me entregue, me besaba con un fuego que borraba todo lo demás que no fueran sus labios. Lo abrace rodeando su cuello con mis brazos mientras me acostaba hasta dejarme sobre la cama.

-tus labios son justo como pensé- susurro mientras sus manos desataban los listones de mi camisón de dormir.

-¿has pensado en mis labios?- pregunte entre besos y besos.

Sus manos en mi espalda me hacían difícil pensar coherentemente e imposible hablar con sentido.

-sí, eres mi esposa, claro que he pensado en tus labios y en tus manos, tu calor, tu cuerpo… tan hermoso, suave donde quiera que toco- dijo mientras bajaba sus labios por mi cuello, pasando por mi clavícula.

Siguiendo hacía mi hombro. Siempre con besos y caricias suaves. Su barba de días me raspaba despacio, pero de alguna manera me parecía muy placentero.

Sin saber que responder decidí dejarme llevar. Eso se sentía bien, una necesidad entre mis piernas empezaba a crecer. Y mis pezones erguidos y sensibles empezaban a ser dolorosos.

Tomo entre sus labios uno de ellos mientras con su mano envolvía el otro. Mordía suavemente, besaba y chupaba por igual. Alternadamente. Mientras mis manos se aferraban a su cabello. No quería que dejara de hacerlo. Gemí despacio cuando sus manos recorrieron mi costado bajando la ropa. Me desnudo por completo mientras se quitaba todo quedando desnudo y en toda su extensión.

Era hermoso, su cuerpo definido era amplio sin ser demasiado. El vello que cubría su pecho era apenas más oscuro que su cabello.

-¿quieres que siga esposa?- pregunto de pie frente a mí.

Con su virilidad al tope y mi necesidad creciendo.

-si… esposo- dije apenas mientras se acostaba a mi lado.

Bajo lentamente con sus labios por mi cuerpo, beso el espacio entre mis senos y siguió por mi estomago hasta llegar a mi vientre. Bajo aun más. Sentí sus manos abrir mis piernas y un segundo después su boca entre mis pliegues, sobre mi botón. Su lengua. Acariciándome. Despacio, lento, caliente, a veces solo mi botón, a veces sobre todo y otras veces la metía haciéndome gritar un poco más.

-Edward….- suplique sin saber que era lo que deseaba.

Edward pov

Era perfecta, su sabor me tenía idiotizado. Era adictivo. La manera como susurro mi nombre, con toda la excitación impregnando su voz me excito de una manera casi irracional. Me puse mucho más duro. Seguí tomando su miel, no me era suficiente aun cuando la sentía retorcerse bajo mis caricias. Toque su centro mojado suavemente con mi dedo.

Lo metí despacio y la escuche gemir más alto. Seguí lamiendo, chupando y moviendo mi dedo todo al mismo tiempo. Ella gritaba más todavía. Decidí hacerla llegar. Metí otro dedo mientras se incrementaban sus gemidos. Estaba enloqueciéndome, estaba babeándome. Necesitaba entrar. Moverme dentro de ella o me correría fuera. Solo de verla así. Perdida bajo mis manos. En mis dedos. Por fin se corrió en mi boca. Era completamente embriagador.
-por favor… hazme tuya esposo- pidió entre gemidos.

Eso era lo que más deseaba. Subí no sin antes lamer un poco más, la tenía gritando de nuevo. Me puse sobre su cuerpo, abrió sus piernas un poco más dejando que mi punta se acomodara en su entrada. Mojada como estaba no tarde nada en penetrarla. Su calor me estaba enloqueciendo.

Me moví despacio hacía adelante mientras sus ojos estaban fijos en los míos. Una mueca pequeña de dolor cruzo su rostro cuando rompí su barrera. Me detuve del todo esperando no hacerle daño. Me sonrió mientras sus manos me recorrían la espalda y sin pena alguna me jalo mas hacía ella.

-haz algo por favor, siento que voy a explotar… me gusta….- dijo mientras me jalaba hacía sus labios.

Me moví mientras la besaba. Mis manos se soldaron a sus senos y mis dedos a sus pezones. Estaba a nada de correrme. Pero logre hacerla llegar de nuevo antes de dejarme caer agotado y aunque no lo creyera posible con otra mujer que no fuera Victoria, satisfecho, muy satisfecho.

-gracias… fue maravilloso- me dijo mientras salía de su cuerpo.

-gracias a ti Bella, me has dado un gran regalo, creo que estaremos muy bien- dije mientras la abrazaba, desnuda completamente y mas dormida que despierta.

Sin querer pensé en Victoria. Había evitado visitarla como solía hacerlo, desde que Bella despertara. Y me hacía el propósito de pasar más tiempo con mi esposa. Aunque había visitado la cama de mi amante a lo largo de los dos meses de casado. La tarde anterior había sido la última, hasta ahora.

No podía dejar de amar a Victoria pero ahora, justo ahora, teniendo a mi esposa, porque ahora sí era mi esposa, desnuda y entre mis brazos me surgía un sentimiento que no quise analizar.

Mi decisión de alejarme de Victoria era más fuerte cada día, aunque aun me faltaba ese algo que me decidiera. La amaba pero… Bella merecía mas respeto del que le había estado dando.
Con eso en mente me dormí. Como siempre Victoria inundo mis sueños, en algún momento de la noche me desperté. Queriendo borrar todo rastro de la mujer que amo, tome a mi esposa de nuevo. Y seguí así hasta que el sol salió. Amándola en cuerpo.

Solo en cuerpo.

Al menos sabía que cumplir con mi deber de esposo no sería complicado.

Bella respondía a mis deseos, no era tímida.

Y era hermosa. Aun más cuando su mirada se cargaba de deseo.

Morir entre sus piernas no era para nada un sacrificio.



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buenos días chicas, aqui dejando mi aportación de hoy... disfruten y comenten (porfas no solo votar es valido, ya saben que me encanta leer los comments)
con amor Alejandra Rivas ; )
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nota: para quienes ya habian leido esto en la mañana, lamento mucho la confusión, mi cabeza anda loca por las mañanas estos días, pero debido mi enorme estupidez ustedes se han gnado un capitulo doble. besos

12 comentarios:

musa dijo...

buen dia esta historia promete mucho cada dia es mas interesante, cada linea cada palabra esta llena de emocion...

lauriii!!! dijo...

los dos nomas loo parece que estaban enamorados...cada día esta historia esta mejor!!!!

Karita dijo...

BUEN CAPI, CORTITO PERO BASTANTE CARGADITO TAMBIEN.
EDWARD SE TIENE QUE OLVIDAR DE VICTORIA YA. QUIERO MÁS!!!!!!!























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Anónimo dijo...

esta IncreiblE , pero estoy un poco confusa, esta es el 5 y el anterior ers el 3 , falta uno o que , eso no entiendo..... continua esta nove, que esta buenisima...♥

nashkalight dijo...

mmmmmmmmmmm no me gusta q ed le haga eso a bella ojala q se enamore rapido de ella y deja a victoria de una vez por todas ahh seguro nos sale con un martes 13!! ahhh nooo segui asi

diana dijo...

siiii siii me encantoooo1!!!! siii ahora dejate de joder edward en pensar en victoria

ROCIO dijo...

ME ALEGRO QUE TE EQUIBOCARAS DE CAPITULO,GRACIAS A ESO TENEMOS MAS DE ESTA HISTORIA QUE ME ENCANTA

Anónimo dijo...

me choca que ed ande con victoria. cada vez que dice que la ama me dan ganas de darle una patada.
estuvo genial. pero no entendi en que te equivocaste?
soy tonta lose jajajajajaj

Lizzy dijo...

Me parece que dentro de poco Victoria va a ser parte del pasado porque Edward esta cada vez mas cerca de Bella.
Cuidate mucho y nos leemos siempre...
http://miangelpersonal.blogspot.com/

Marie Emma Cullen dijo...

ooohhhh!!!!!!!
pobre Bella, hehe... bueno, nosotras ganamos algo... DOBLE CAPITULO!!!!
hehe, habia leido el cap ayer en la mañana, me sorprendio el nº 5, pero... ya lei doble cap... hehe... mataron a Charile y Renee? q feo!!!
amo a Jake, pero tambn a Edward... ya empezo lo bueno... me pregunto si aki va a haber pelea entre ellos dos.. por Bella... q Victoria se vaya a la... lejos dle pueblo... hehe... espero cap nuevo... cdt!!!!!

nydia dijo...

que pena que hayan muerto sus padres,pero que mal que Edward la engañe aun con Victoria...Me encanto sigue asi...Besos..

Anónimo dijo...

que le pasa a Edward??? q ya se de cuenta que a la que le quiere es a Bella.... ojala le mande a volar a victoria y que l ke cuente él a BElla porque si se entera por otro lado si frego la cosa ... ji ji ji ji.... te felicito la historio esta super buenisima.... y sigue equivacando para que nos regales dos capitulos je je je je..