Disclaimer: Todos los personajes pertenecen de Stephenie Meyer. La historia pertenece a gorgeousdisaster, yo sólo me adjudico la presente traducción.
Una colección de Sexy Aventuras de Edward y Bella! Edward: Vampiro, Bella: Humana.
Traduenctora: SoENFER
El solo de Bella
Edward's POV
Catorce horas, treinta y tres minutos, y veintisiete segundos.
Ese era el tiempo que había pasado desde que había visto a mi Bella.
No quería ir; en serio que no. Pero Emmett y Jasper me obligaron. Me aseguraron que tendría la eternidad con mi novia humana después de su transformación. Lo cual era cierto, pero aún así no quería dejarla sola en Forks. Tan pronto como había cazado unos cuantos pumas, quería regresar. Emmett me forzó a vencerlo en una lucha. Incluso si no pudiera leer su mente, habría ganado. Necesitaba llegar a mi Bella, y nada iba a detenerme.
Mientras corría a través de Idaho, me preguntaba qué estaría haciendo Bella en ese momento. Probablemente algo de tarea, o limpieza de la casa; tal vez estaba trabajando en la cena para ella y Charlie. Pensé en lo que habíamos hecho la pasada noche y tuve que trabajar duro para no ponerme extremadamente excitado. Sacudí la cabeza, sabiendo que cuando llegara, no seríamos capaces de hacer nada bajo la vigilancia de Charlie. No importaba. Sólo ver a Bella y abrazarla, escuchar su voz y estar con ella era lo que esperaba.
Finalmente, llegué a Forks. Corrí aún más rápido a través del bosque, dirigiéndome a casa de Bella. Trepé el árbol justo afuera de la ventana de su habitación y por poco caigo.
Seguramente estaba soñando. Pero no, me dije, eres un vampiro, no puedes dormir, y por lo tanto no puedes soñar. Pero esto no podía estar pasando en realidad. Bella estaba recostada en su cama, desnuda. Y acaba de empezar a rozar y pellizcar sus pezones. Podía oír sus suaves jadeos de placer a través del cristal de la ventana, y me sentí endurecer instantáneamente. Bella masturbándose… de alguna manera, el pensamiento nunca se me había ocurrido realmente, y me pregunté por qué. Era erótico… viéndola tocarse a ella misma y escuchando sus suaves gemidos, la forma en que sus expresiones faciales cambiaban.
Me pregunté si lo que estaba haciendo estaba mal; el ver a mi novia masturbándose sin que ella supiera que estaba allí. Pero no podía desviar la mirada. Los dedos de Bella bajaron por su estómago y hacia su coño. Gemí cuando vi sus dedos sumergirse profundo por sus pliegues de terciopelo; cómo deseaba que fuera mi lengua, que fuera yo dándole placer, haciendola gemir en la deliciosa manera en que lo estaba haciendo ahora…
Era cada vez más difícil de observar. Pero quería ver su orgasmo, ver esa hermosa mirada bañar su rostro mientras experimentaba el indescriptible placer. Permanecería en el árbol hasta que se corriera, decidí. Mi polla pulsaba al tiempo que mi ángel frotaba su clítoris, sus pequeños gemidos de excitación me ponían dolorosamente duro.
Su respiración se atoró cuando deslizó dos dedos en ella. Sentí un flujo excesivo de veneno en mi boca; cómo deseaba lamer esos dedos, devorar el dulce sabor, más potente que su sangre. Se estaba acercando; podía oír el frenético latido de su hermoso corazón, mi segundo sonido favorito en el mundo. Frotó su clítoris furiosamente, con sus dedos bombeando dentro y fuera de su caliente centro.
Dejó salir una lluvia de gemidos con mi nombre mezclado a medida que se aproximaba al orgasmo. La rama del árbol en donde había enroscado mis dedos se rompió con facilidad. Observé el cuerpo de Bella convulsionarse, su rostro era belleza pura mientras se corría, con sus dedos en lo profundo de ella. Silenciosamente, abrí la ventana y la observé. Respiraba pesadamente, con sus ojos cerrados.
—Oh, Edward… —suspiró. Esto no podía ser pospuesto más tiempo. Me recosté a su lado, envolviendo un brazo alrededor de su cintura y quitando algunos mechones de cabello de su rostro. Jadeó cuando se dio cuenta de que estaba ahí, y tiro una manta sobre su cuerpo, mortificada. Se volvió hacia mí, con la sangre reuniéndose en su rostro. Luché contra el monstruo en mi interior, el que quería su sangre tan desesperadamente.
—Yo… —trató de explicar, pero no salieron palabras.
—Bella, eso fue tan hermoso. Y muy erótico —le informé, susurrando la última parte en su oído. Estaba seguro de que podía sentir mi dureza presionándola en un lado.
Me dijo que le alegraba que hubiera vuelto, pero mi mente todavía estaba en esos dedos… los dedos muy apoyados encima de esa espantosa manta. Suavemente tomé su mano y me la llevé a la boca, chupando cada uno de los deliciosos dedos. Quería pasar las próximas veinticuatro horas devorando ese mismo sabor y escuchando mi sonido favorito en el mundo.
1 comentario:
isisiisisiis me encantoooooooooooooooo
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