miércoles, 12 de mayo de 2010

LLC: Cap 61: Las Vegas


Por fin Bella iba a ser mi esposa. No podía contener mi emoción. Me inclinaba una y otra vez y besaba alguna parte de su cara o su mano. Cada medio de transporte que cogíamos parecía estar moviéndose demasiado lento… el Volvo, el avión… ¡este taxi! Nuestro taxi paró finalmente delante del hotel. Pagué y llevé a Bella dentro.

Había un hombre con un traje muy caro detrás del mostrador. "Bienvenidos al Hotel y Casino Mandalay Bay. ¿Cómo puedo ayudarles?"

"Me gustaría una habitación para la noche," contesté.

"¿Sólo una noche?" preguntó el hombre.

"Sí. Nos iremos por la mañana," contesté.

"Por supuesto. Déjeme ver lo que tenemos disponible." El hombre miró su ordenador durante un momento. "Tenemos una de nuestras habitaciones 750GR disponible. Creo que verá que satisface sus gustos perfectamente. Aquí tiene la llave. Por favor, asegúrese de devolverla cuando salgan mañana."

"Gracias." Le di mi tarjeta de crédito. "No hace falta que me diga cuanto es." Incliné la cabeza hacia Bella y el hombre lo entendió al momento. Durante el último año y medio había aprendido que mientras no viera el precio o el total, no se molestaba en discutir por el dinero que me gastaba en ella.

"Si firma aquí y aquí, pueden subir y disfrutar de su habitación," dijo el hombre, señalando en un papel.

Firmé y le di la mano.

"Gracias por elegir quedarse con nosotros. Tengan una noche agradable."

Rodeé la cintura de Bella con un brazo y fuimos a los ascensores. Estábamos callados mientras subíamos y entrábamos en la habitación. Bella fue hasta las grandes ventanas para asomarse.

"Bella." Fui hasta ella y la rodeé con los brazos, apoyando la mejilla en su hombro. "¿En qué estás pensando?"

"Estaba intentando decidir si deberíamos casarnos esta noche o mañana por la mañana. ¿Qué te parece mejor?"

"La verdad es que no me importa mientras al final seas mi mujer."

"Bueno, entonces hagámoslo esta noche." Dijo. La excitación en su voz me emocionó. Sí que quería esto tanto como yo.

Me empezó a sonar el móvil. Lo saqué y vi el nombre de mi hermana en la pantalla. "Alice."

"Más vale que contestes. Si no seguirá llamando."

Lo abrí. "¿Sí?"

"¡Edward Anthony! ¿Dónde demonios estás? ¿Dónde está Bella? ¿Qué ha pasado? ¡Mamá está al borde del pánico! ¡Dice que te escuchó gritando y entonces te fuiste de casa sin decir ni una palabra! Dice que no ha visto a Bella en todo el día y que se suponía que hoy estaría en casa," gritó Alice.

"Bella está bien. Nos hemos ido juntos."

"¿Qué quieres decir con que os habéis ido? ¿Ido a dónde?"

"Alice, estamos bien. Estaremos en casa mañana por la noche."

"¿Qué pasa, Edward?"

"Nuestros padres estaban hablando de universidades médicas y Bella los escuchó."

"¡Oh, no! ¿Está bien Bella?"

"Ahora sí, después de ir a por ella y volver a ponerle su anillo."

"¡Uy! Um… supongo que eso explica por qué no les dijiste a dónde ibas."

"Considerando que consiguieron que el amor de mi vida saliera corriendo y la hicieran sentirse egoísta…" Dejé de hablar, intentando tranquilizarme. Por muy equivocado que estuviese mi padre, sólo estaba haciendo lo que pensaba que era mejor para mí.

"Sabes que no diré nada, así que cuéntame dónde estáis por favor."

"Alice, te lo contaré todo cuando volvamos."

"Estás haciendo algo que no te pega nada, ¿verdad?" preguntó Alice.

No contesté.

"Vale. Puedo intentar esperar hasta que lleguéis a casa. Sólo para advertirte, todos esteramos allí cuando volváis."

"Ya me lo esperaba."

"Dile a Bella que llame a Emmett. Os quiero a los dos. Sed prudentes y volved rápido."

"Lo haremos. Buenas noches, Alice." Cerré el móvil y miré a Bella.

Estaba mordiéndose el labio. Me acerqué y la abracé con fuerza.

"Todo va bien. Alice sólo quería asegurarse de que estábamos bien. Dice que necesitas llamar a Emmett."

Bella suspiró mientras cogía mi móvil. Marcó el número de Emmett mientras se sentaba en el borde de la cama. "¡Hola, Rose! ¿Está Emmett ahí?" Bella me miró y me sonrió un poco. "Hola, Em. No. ¡Espera! Sí. Bueno, ¡si me dejaras hablar! Hubo un malentendido y salí un rato. Edward vino y me encontró y hablamos de las cosas, pero era muy tarde así que decidimos pasar la noche donde estábamos. No, te lo prometo, estoy bien. Estaremos en casa mañana por la noche. No, no necesitas romperle la cara a nadie. Ha sido un malentendido. Sí, sé que me quieres. Dale un beso a Rose y besa su barriga por mí. Os quiero a los dos, Em."

"Eso no parecía muy agradable."

"Estaba convencido de que habías hecho algo para hacerme daño. Esme le llamó presa del pánico diciendo que te oyó gritando y que habías salido corriendo de la casa. Dijo que parecía que un tornado había pasado por nuestra habitación."

"Eso es culpa tuya, cariño. Tiraste la ropa por todo el suelo.

"Iba a poner la lavadora cuando escuché a tus padres hablando."

"¿Y en vez de esperar para hablar conmigo, te fuiste corriendo?"

"Te amo lo suficiente para irme si eso es lo mejor para ti."

Me arrodillé delante de ella, cogiéndole las manos. "Isabella, siempre serás lo mejor para mí. Te amo y nunca podría tener ningún tipo de vida si no estuvieses en ella."

"¿Lo dices en serio?"

Le cogí una mano y la puse sobre mi corazón. "Con cada latido de mi corazón y cada fibra de mi alma."

Me sonrió y era impresionante. "Entonces vamos a casarnos."

Me reí mientras la abrazaba con fuerza. "Te amo, Bella. "

"Te amo, Edward."

"Busca la guía telefónica y mira a qué capilla nos gustaría ir," le dije, levantándome y tirando de ella.

Encontramos la guía y un montón de folletos. Miré la guía mientras ella repasaba los folletos. ¡No podía quedarme quieto! ¡Estaba demasiado excitado! Por fin Bella iba a ser mi esposa y tener mi nombre.

Me dio un folleto. "Esta parece bonita, Edward."

Lo cogí y lo leí. La capilla se llamaba Mon Bel Ami y ofrecía una gran variedad de paquetes de boda, con fotos incluidas. "Sí que lo parece. ¿Quieres un vestido?"

"No un vestido de boda. Creo que deberíamos arreglarnos, pero sólo si vamos a un restaurante muy elegante."

"Creo que sé a dónde ir. Hay algunas tiendas aquí en el hotel. Deja que haya la reserva en la capilla y entonces podemos ir a buscar la ropa."

Saqué mi móvil y marqué el número. Como estábamos en mitad de la semana, tenían muchas horas libres. Escogí una que nos daría una hora y media para arreglarnos y llegar. Colgué y sonreí a mi preciosa Bella.

"Vamos a ver lo que encontramos para ponernos."

"¿Estás seguro de que no te arrepentirás de no tener a nuestra familia y amigos aquí?" preguntó, estudiando mi cara atentamente.

"Bella, estaré demasiado ocupado gritándole al mundo que eres mi esposa para que importe algo más."

Sonrió y asintió mientras me daba la mano. Cruzamos el hotel y llegamos a las tiendas. Decidí que Bella debería encontrar su vestido primero y después yo buscaría algo que le pegase. Estuvimos en tres tiendas antes de que encontrase el vestido que quería. Incluso consiguió no mirar el precio. No podía esperar para verla con el vestido. Entramos en una tienda de ropa para hombre y encontré unos pantalones y una camisa bastante rápido. Volvimos a la habitación para cambiarnos.

Bella se quedó con el baño mientras yo me cambiaba al lado de la cama. Había comprado unos pantalones negros con una chaqueta a juego. La camisa era de color marfil. Como no iba a llevar corbata dejé los botones de arriba sin abrochar. Estaba poniéndome los zapatos cuando Bella salió del baño.

Era una visión; estaba guapísima. Se había recogido el pelo de la cara con un pasador que había comprado. El vestido que llevaba era color marfil y sin mangas. Una tira de tela negra bajo el pecho se ataba con un lazo a un lado. La falda era femenina y con vuelo, enseñando un poco del viso por la parte de abajo. Estaba impresionante y era toda mía. Me había preguntado millones de veces como había tenido tanta suerte para estar con un ángel, y al mirar a esta visión de blanco, todavía no tenía respuesta.

"Estás preciosa, Bella, pero más que eso. No tengo palabras para explicar lo maravillosa que estás ahora mismo."

"No hace falta que me halagues, Edward. Ya he aceptado casarme contigo."

Me reí por lo bajo mientras acababa con el zapato. Me acerqué y la besé en la mejilla. "No te estaba halagando, cariño. Es la pura verdad."

Recogimos nuestras cosas y bajamos juntos. Nos montamos en un taxi y nos dirigimos a la capilla. Era un poco hortera con todas las telas doradas por todas partes, pero me negaba a dejar que Bella se casase conmigo montados en el coche o delante de Elvis.

Una de las empleadas se nos acercó en la puerta. Era muy alta con el pelo rubio y los ojos azules. "Bienvenidos a Mon Bel Ami. ¿Sois invitados o la pareja feliz?"

"¡Pareja feliz!" contestó Bella con una gran sonrisa. Mi corazón se hinchaba con su felicidad.

"Muy felices, ya veo," la mujer se rió por lo bajo. "Me llamo Tanya y os doy las gracias por elegir nuestra capilla para vuestro día especial. ¿Tenéis una hora reservada?"

"Sí. Bajo el nombre Cullen," contesté.

Tanya comprobó su libreta. "Aquí estáis. Edward e Isabella. Unos nombres encantadores. Creo que tenemos el tiempo suficiente para repasar el paquete de boda que habéis elegido. Por favor, venid conmigo y lo explicaré todo."

Seguimos a Tanya y entramos en una habitación con dos sofás uno enfrente del otro. Bella y yo nos sentamos en uno y Tanya delante de nosotros.

Tanya nos sonrió. "Parecéis perfectos juntos. He visto muchas parejas venir aquí y tengo la habilidad de saber las que se quedarán juntas de verdad. Creo que está claro que estáis en esa categoría. ¡Ahora hablemos de lo específico! Eleazar es nuestro pastor y llevará a cabo la ceremonia. El matrimonio será legalmente vinculante. Su mujer, Carmen, se encargará de la música. Mis hermanas, Kate e Irina, grabarán el video y harán fotos de la ceremonia. No es necesario que compréis nada. Es sólo un servicio que viene con el paquete. Podéis decidir por vosotros mismos lo que os gustaría comprar después de la ceremonia. Kate e Irina también serán vuestras testigos. Si me dais los anillos, se los llevaré a Eleazar."

Bella se giró para mirarme con los ojos muy abiertos. "¡Edward! ¡Se nos han olvidado los anillos!"

Le sonreí y saqué una cajita de mi chaqueta. La abrí y le enseñé los anillos que había dentro.

Cogió la caja, mirando fijamente nuestros anillos de boda. "¡Pero si ese es el que iba a comprarte! ¿Cómo lo sabías!"

Me encogí de hombros y sonreí. "Alice."

"¿Cuánto tiempo llevas con ellos?" preguntó Bella, con los ojos húmedos.

"Sólo unos meses. No quería arriesgarme a que quitaran el diseño antes de que escogiésemos una fecha," expliqué. La verdad es que Alice me había arrastrado hasta allí el día después de que Bella los viera.

"¡Oh, Edward!" gritó, abrazándome con fuerza.

"Sí," Tanya se rió por lo bajo. "Está claro que os quedaréis juntos. ¿Podéis darme ahora los anillos?"

Bella se rió mientras se limpiaba los ojos. Le dio la caja y nos levantamos para seguir a Tanya.

"¿Queréis música procesional?" preguntó Tanya.

"No, gracias. Es más seguro que Edward vaya conmigo. No estoy muy firme con tacones," contestó Bella.

Tanya sonrió y asintió. La seguimos hasta la capilla. Un hombre mayor con el pelo largo y blanco estaba en el altar. Tanya se le acercó y le dio la caja con los anillos. Les vi hablando y sonriendo mientras recorría el pasillo con Bella.

Me incliné y la besé en la mejilla. "¿Lista?"

"Mucho," dijo entre risitas.

"Bienvenidos, Edward e Isabella," dijo el hombre, sonriéndonos. "Es un honor para mí uniros en santo matrimonio. Tan pronto como Irina y Kate vengan, empezaremos. ¿De acuerdo?"

"Perfecto," contesté, apretando la mano de Bella.

Me miró y me sonrió cálidamente. Podía ver su amor por mí en sus profundos ojos marrones. No había miedo, ni arrepentimiento, ni duda. Su mirada era tan intensa que me hacía sentir débil, pero no podía apartar la mirada.

"¡Ah! Ahí estáis," dijo Eleazar de repente.

Bella y yo nos giramos para ver con quien estaba hablando Eleazar. Una mujer no era más alta que Alice, con pelo castaño y los mismos ojos azules de Tanya. La otra mujer tenía pelo negro hasta los hombros y sus ojos eran tan marrones que parecían negros.

"La que tiene la cámara es Kate," explicó Eleazar. Esa era la chica bajita. "Nuestra fotógrafa es Irina." La más alta nos asintió. "¿Estáis listos para empezar?"

Bella y yo nos miramos y sonreímos. Nos giramos hacia Eleazar y asentimos.

"¡Perfecto!" se rió. "Empecemos entonces. Estamos aquí reunidos en la capilla Mon Bel Ami para unir permanentemente dos almas en sagrado matrimonio. El matrimonio está fundado por amor, consolidado sobre confianza, y crece con el compromiso y la comprensión. No es fácil, pero tiene tantas recompensas para esos dispuestos a aprovecharlo al máximo. Edward Anthony Cullen, ¿tomas a Isabella Marie Swan como esposa, ahora y para siempre?"

"¡Espera!" gritó Bella.

Esperaba que el horror que sentía por dentro no se notara mucho en mi cara. Si Bella cambiaba de opinión, tenía derecho. Le haría frente. No sabía como, pero encontraría alguna manera.

Bella me apretó la mano y me sonrió. Se giró hacia Eleazar. "¿Podemos usar Edward y Bella? No usamos nuestros nombres completos."

El corazón me empezó a latir de nuevo y solté un suspiro de alivio. Las maneras como me afectaba esta mujer… Sacudí un poco la cabeza, intentando olvidar el pánico que me había inundado antes. Bella me apretó la mano. La miré a los ojos y me perdí en ellos, olvidándolo todo excepto que me amaba.

"Por supuesto," Eleazar se rió por lo bajo. "Intentémoslo de nuevo. Edward, ¿quieres a Bella como esposa, ahora y para siempre?"

"Sí quiero," contesté, sonriéndole a Bella. Era exasperante no poder inclinarme y besarla.

"Bella," dijo Eleazar, atrayendo su atención. "¿Quieres a Edward como marido, ahora y para siempre?"

"Sí quiero," dijo Bella, sonriendo más que nunca.

Eleazar cogió nuestros anillos y los puso encima del libro que estaba sujetando. "Estos anillos simbolizan vuestro compromiso el uno con el otro y vuestro matrimonio. Ojalá seáis bendecidos con amor, felicidad y familia durante todos los días de vuestras vidas juntos. Edward, ¿puedes coger el anillo de Bella?"

Cogí el anillo y lo acerqué al dedo de Bella.

"Edward, ponle a Bella el anillo y di 'Con este anillo, me uno a ti'."

Le mantuve la mirada a Bella mientras le ponía el anillo. "Con este anillo, me uno a ti." Levanté su mano y se la besé. "Te amo, Bella."

Se sonrojó y bajó la cara y la mano lentamente.

"Bella, te toca a ti. Coge el anillo de Edward y mientras se lo pones di las mismas palabras," dijo Eleazar.

A Bella le temblaba la mano mientras cogía el anillo. Cuando me cogió la mano, la suya dejó de temblar. Me puso el anillo, sin dejar de mirarme a los ojos. "Con este anillo, me uno a ti." Besó el anillo y me sonrió mientras decía, "Te amo, Edward."

"Con el poder que el estado de Nevada me ha concedido, os declaro marido y mujer. Edward, puedes besar a la novia," dijo Eleazar.

Rodeé a Bella con mis brazos y la besé con tanta pasión como me atrevía delante de testigos. Cuando la solté, se le habían puesto rojos la cara y el cuello y su sonrisa era maravillosa.

Fuimos hasta la parte delantera del edificio. Irina y Kate nos llevaron hasta una oficina y nos enseñaron el video y las fotos. Bella decidió que deberíamos llevarnos una copia del video para la familia. Las únicas fotos que quería eran las de nosotros besándonos los anillos y nuestro primer beso como marido y mujer.

Volvimos al hotel una hora más tarde. Bella y yo no habíamos dejado de sonreír en todo el camino de vuelta. Nos paraban una y otra vez para felicitarnos.

Cerré la puerta de nuestra habitación, me giré y vi a Bella quitándose los zapatos. Cuando cayeron al suelo, corrió hasta mí y saltó en mis brazos. La giré mientras se reía.

"¡Edward, estamos casados!" gritó, agarrándose con fuerza a mi cuello.

"Eres Bella Cullen, ahora y siempre," dije, apoyando mi frente contra la suya.

"Edward, te amo tanto. Todavía no puedo creer que todo esto sea real, pero prometo nunca darlo por sentado."

"Eres mi amor, mi vida, mi mujer," susurré, rozando sus labios con los míos.

Bella levantó nuestras manos y miró fijamente los anillos. Iban a juego. El mío era ancho con un solo diamante en medio. El suyo era del mismo estilo, pero tenía dos pequeñas esmeraldas a cada lado del diamante.

"Sabes lo mucho que me gusta mi otro anillo, pero tengo que decirlo, este es sorprendente. Tanto, que ni siquiera quiero saber cuanto dinero te gastaste para que lo hicieran."

"Cuando Alice me enseñó el anillo que habías elegido para mí, sabía que quería que el tuyo se pareciese." Miré su anillo. "Cada una de las esmeraldas representan algo que me encanta de ti. La primera es tu mente, la segunda es tu espíritu, la tercera tu sonrisa, y la última tu corazón y tu mente."

"Eso son dos," dijo Bella entre risitas.

"Sí, pero están tan entrelazados que sentí que una serviría."

"Te amo, marido."

"¡Te amo, mujer!"

"Creo que ahora sería un momento excelente para mostrarme cuanto me amas, Sr. Cullen," dijo, rodeándome el cuello con los brazos.

"No podría estar más de acuerdo, Sra. Cullen," contesté. La rodeé con mis brazos y me incliné para besarla.

¡Mi mujer! ¡Sra. Cullen! ¡Bella Cullen! Esas palabras me recorrían la cabeza una y otra vez mientras la besaba. ¡Mi mujer! Nunca había sabido que este tipo de amor y alegría podía existir. Y ahora que lo tenía, lo protegería con todo mi ser.

2 comentarios:

fan saga twilight dijo...

no puedo creer q soy la primera
te quedo super el capi
no puedo creer q eddie ya no este disponible

diana dijo...

hay como me gusta estooooo!!!!! sisisisi por finnnn secasaron ahora a ver la dcara de esme y su marido cuando lleguen q les diran jajaja ahora siiiii eh