domingo, 27 de junio de 2010

LLC II. Capitulo 2: Empiezan a consentir


Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La autora, MyBella, solo jugó con ellos creandoles una vida paralela totalmente diferente a la que conocemos y las traductoras: Ckony y el equipo de Purpple Rose traduciendo esa vida xD Jajaja...

______________________

CAPITULO 2

EMPIEZAN A CONSENTIR

Le sonrei a Edward, amando la manera en la que acunaba mi cara con tanta ternura. Parecía de verdad extático acerca del bebé y sabia que seria un gran padre. Tambien sabia que tenia hambre y queria algo de comer. Me aleje y baje de la cama, mi estomago gruñendo ligeramente.

"¿A dónde crees que vas?" pregunto Edward, tomando mi mano.

Me di la vuelta y lo vi haciendo un puchero, viendose triste de que me fuera de su lado. Hice mi mejor esfuerzo para no reirme cuando le conteste. "A la cocina. Tengo hambre."

"Dejame llevarte a comer" ofrecio, con su sonrisa torcida en su hermoso rostro.

"Edward" suspire, pensando en todas las cosas en las que necesitaríamos gastar dinero en los proximos meses. Salir a comer definitivamente no tenia que ser agregado a la pila.

"Bella, estas embarazada con nuestro bebé. Por favor dejame consentirte sin protestar. Es todo lo que en realidad puedo hacer por ti. Tu tienes que cargar al bebé y dar a luz. Tienes mucho trabajo que hacer, asi que por favor dejame hacertelo mas facil en cualquier manera posible" Estaba defendiendo su caso bien, pero aun estaba renuente a aceptar.

"¿Y tu crees que comprarme comida en cualquier lugar lo hara mas facil?" dije, mis labios torciendose, ya que sentia la urgencia de sonreir.

"Alice no puede secuestrarte si no estamos en casa" dijo

"Prometeme que podemos ir a un lugar normal y no demasiado elegante" dije, sabiendo que el había ganado, no importaba si lo prometia o no.

"Te prometo que iremos a cualquier lugar que tu digas, amor"

"De acuerdo, entonces" suspire, dejando que me acercara a su cuerpo. "Comer solo tu y yo suena perfecto"

"Gracias" me dijo, rozando sus labios sobre los mios. Fue un gesto tan amoroso y tierno que sentí ganas de llorar de nuevo.

"En serio te gusta consentirme, ¿Verdad?" pregunte, conteniendo mis lagrimas.

"Si"

"¿Por qué?"

"Porque tu me consientes cada dia solo con amarme de la manera en que lo haces. Llevarte a lugares a los que nunca has ido y comprarte regalos… Esas cosas me hacen sentir como que te merezco "

"Lo mismo para ti. Soy yo la que no te merece."

"Tienes razon… Te mereces mucho, mucho mas por ser el angel que eres"

"Si no detenemos esta conversación rapido, vamos a terminar discutiendo el resto del dia y nunca tendre mi comida"

"Entonces permiteme terminarla" rió. Presiono sus labios contra los mios, dandome un largo y dulce beso.

Cuando pude recordar como funciona mi cerebro, abri mis ojos y mire directamente a esos hermosos ojos verdes "Ese fue un buen final, Edward"

"Eso fue solo parte del final, amor. Termine esa conversación, pero tambien fue el principio de lo que había planeado para ti"

"Definitivamente deberiamos quitar la comida de la lista, porque de verdad quiero saber mas de esos planes tuyos."

"Pensé que querrias" rio, mientras se levantaba. "Quedate cerca y aprieta mi mano"

"Siento como que nos estamos escapando" reí.

"Es porque lo estamos haciendo" susurro "Quedate callada y cerca" Abrio la puerta de la habitación y parecia que estaba poniendo atención por si alguin se aproximaba. Me sonrio y me llevo al primer piso y fuera de la casa.

Emepece a reirme tan pronto como nos acercamos al Volvo "¡Eso fue divertido! Muy estimulante. Deberiamos escaparnos mas seguido"

"Probablemente deberiamos hacer eso unas cuantas veces antes de que Alice vaya a casa" se rio, ayudandome a entrar al Volvo.

Mientras manejabamos por Seattle, me quede quieta en el asiento del pasajero, tratando de hacerme a la idea de que mi vida había cambiado hacer unas horas, de lo que debía ser una tipica mañana del lunes. Edward había sido muy bueno—había manejado mi loca linea de preguntas con humor y calma. Tenia tanta suerte de tenerlo como esposo, y nuestro bebé estaria bendecido al tenerlo como su padre. Las palabras ´nuestro bebé´ hacian eco en mi mente y no podía detener el chillido de emocion que brincaba en mi garganta.

Edward me miró; no estoy segura de que expresión tenia mi cara, pero no debio haber tenido precio porque empezo a reirse muy fuerte.

"Para con eso y vigila el camino, señor" le adverti, tratando de no unirme a sus risas.

"Bella, tu cara en este momento" rio, regresando su atención al camino. "¿En que estas pensando?"

"Acerca de cómo vas a ser papi" dije, mirando su cara de cerca.

Sus labios se estiraron mucho en una sonrisa—deberia haber sido imposible para el sonreir tanto. Esos hermoso ojos esmeralda suyos estaban brillando mientras pasaba su mano por su desordenado cabello, lanzandome una rapida mirada. Probablemente estaba tan nerviosa como yo "Es un poco surrealista, ¿no?" dijo suavemente.

"Mucho" admiti, asintiendo con la cabeza.

"Asi que ¿En donde quiere comer mi hermosa esposa embarazada?"

"¿Podemos ir a Panera Bread? Estoy de humor para un buen sándwich"

"Podemos ir a cualquier lugar que tu corazon deseé. Te estoy consintiendo, ¿Lo recuerdas?"

"Dudo que me dejes olvidarlo" rei.

"¿Qué te parece un compromiso, amor? Mientras no te quejes, no te lo recordare?"

"Puedo vivir con eso" tome su mano con la mia y bese su palma "Te amo, Edward"

"Te amo, Bella" quito su mano de la mia y la puso en mi vientre "Y bebé"

"¡Aw! Eres tan dulce" solloze.

"Por favor, no llores ahora" arrulló Edward, frotando su mano en mi mejilla. Me dio una pequeña sonrisa, sus ojos verdes bailando juguetonamente. "Tendría que estacionarme para consolarte y nunca tendría tu comida. No creo que nuestro bebé este muy feliz con ninguno de los dos si no te alimentamos"

Me rei de su chiste, sintiendome feliz y mas amada que nunca. Aunque estaba un poco preocupada por Edward. Si estaba asi de neurotica con mis emociones ahora, ¿Cómo iba a estar después? Esperaba que no fuera una mujer embarazada muy horrible. Había visto algunas que habían estado histericas por las hormonas del embarazo. Con un poco de suerte, esto solo era una reaccion a la sorpresa de darme cuenta del bebé y estaria mas calmada mañana.

Rose se había suavizado con el embarazo, dejando que Emmett se acostumbrara a muchas cosas en las que normalmente había tenido problemas, pero ella estaba muy feliz de estar embarazada como para molestar. No podía soportar la idea de poner triste a Edward con locas e irracionales decisiones conducidas por las hormonas. Era suficiente con que soportara mi sentido de humor y mi terquedad todos los dias.

"Estas frunciendo el ceño ¿En que piensas ahora?" dijo, volteando mi cabeza hacia la suya.

"Edward, tienes que vigilar el camino" le regañe.

"¿Estacionado?" se rió, apuntando hacia la ventana.

Ni siquiera me había dado cuanta de que había estacionado el carro. "No, supongo que no" reí.

Cuando no dije nada mas, Edward volvió a preguntar "¿En que estabas pensando, Bella?"

"Me estaba preguntando como me ibas a soportar si estoy asi de emocional ahora, ya que me voy a poner peor"

"Bella, no te voy a soportar. Te voy a amar y apoyar de cualquier manera que pueda. La ultima cosa por la que necesitas preocuparte es por mi. Tu tienes que hacer todo el trabajo, ¿Lo recuerdas?"

Sonrei y me incline hacia delante. Edward sabia lo que queria y cerro la distancia, dandome un maravilloso beso.

Puse mis brazos alrededor de su cuello y le di un fuerte abrazo. "En serio, en serio te amo."

"Es bueno saberlo" rió "Porque yo te amo mas"

"Definitivamente no tenemos tiempo para esa discusión" reí, soltandolo.

"Quedate aquí" ordeno Edward "Como parte de que te voy a consentir, voy a abrir y cerrar todas tus puertas"

"¡Claro!" dije, con todo el sarcasmo que pude "Porque no estabas haciendo eso antes de que te enteraras de que estoy embarazada"

"Si, pero antes, te quejabas. Ahora no puedes" salio del carro y cerro la puerta antes de que le pudiera contestar. Abrio mi puerta, sonriendo de mi manera favorita.

Todo lo que pude hacer fue regresarle la sonrisa, sacudiendo mi cabeza ligeramente hacia el. Tomo mi mano, rapidamente besando mi anillo de matrimonio, y guiarme hasta el café.

"¿Sabes lo que quieres, amor?" pregunto, su mano descansando nuevamente en mi vientre.

"Sándwich de Pavo Sierra" dije, apuntando al menú para el.

"¿Lo quieres con todo?"

"Umm… no, sin la cebolla. ¡Oh! Y tambien quiero limonada."

"De acuerdo. Ve a buscar una mesa mientras yo pido la orden"

"Edward, puedo quedarme aquí contigo"

"Bella, es la hora de comer para las personas que siguen trabajando después de Navidad. Solo ve a buscar una mesa."

"Edward" suspire, deseando quedarme a su lado por este momento.

"No me hagas decirte que te voy a consentir"

"¡Santa vaca?* En serio hiciste un trato al que le puse atención" me reí.

Me lanzo una mirada y levante mis manos a modo de rendicion.

"Me voy. ¡Dios!" Comenze a caminar hacia el area de mesas cuando mis ojos se encontraron con la seccion de postres. Sentado ahí, en una bandeja de cristal, estaba el mas delicioso postre que había visto en mucho tiempo. Tenia que tenerlo. Camine de regreso con Edward y jale la parte baja de su camisa.

"Eres muy terca, ¿Lo sabias?" se rió. Me envolvio en sus brazos y beso la parte de arriba de mi cabeza.

"Trato de no serlo. Vi algo que quiero."

Me movio ligeramente, para que pudiera ver mi cara. "Di esa oracion de nuevo" su sonrisa era ridículamente larga.

Mis manos inmediatamente fueron hacia mi cadera mientras mi lado terco salía a flote "¿Qué oracion?"

"Ya sabes cual" me incito, con una gran sonrisa cursi.

No había manera de que pudiera estar enojada por la manera en la que sonreia. Queria reirme mucho. Mis hombros se encorvaron y susurre la oracion para el. "Vi algo que quiero"

"¿Y que es lo que quieres, mi amor?"

"Hay un brownie que esta todo cubierto de caramelo"

Edward rió mientras besaba mi mejilla. "Tu tortura acabo. Ve a buscar una mesa. Me asegurare de que tengas tu brownie"

Regrese al area de mesas y encontre una lindo y comodo lugar. Mientras me sentaba ahí, me preguntaba cosas al azar. Me preguntaba cuanto mas podría dar clases antes de que el bebe—por bebé me referia a Edward—me forzaria a parar. Mi maravilloso esposo podía ser demasiado sobreprotector; incluso mas que Emmett.

Cuando tuve la gripe el mes pasado, había visto un lado muy diferente de Edward—uno que esperaba nunca volver a ver. Cuando me enferme al principio, parecia un resfriado normal, con la tos y los estornudos. Había decidido quedarme sola en casa, después de llamar al trabajo. Edward quiso quedarse conmigo, pero lo hice ir al trabajo ya que imagine que pasaria todo el dia durmiendo. Esme había ido a una funcion social para una de las caridades en las que trabajaba, y Carlisle estaba en el hospital. Estuve bien por casi todo el dia, durmiendo y despertando, pero entonces comenzo la fiebre.

No había podido enfriarme con liquidos y no tenia la fuerza para tomar una ducha. Edward había llegado en la tarde para encontrarme temblando, pero no aceptaba la cobija. Me tomo la temperatura y juro que casi pasa a otra vida. No me diria que tan alta estaba; solo seguia repitiendo que todo estaria bien. Me envolvio en una cobija, ignorando mis protestas sobre mi temperatura. Me cargo abajo por tres tramos de escaleras y hacia el carro. No recordaba el viaje, pero lo recordaba a el cargandome hacia la oficina del doctor.

Cuando desperte unas horas después, vi que estaba conectada a una intavenosa para suministrarme fluidos. Edward caminaba de un lado al otro por el pequeño cuarto, sin darse cuanta de que había despertado. Lo mire pasar sus dedos por su cabello, una y otra vez, mientras miraba los azulejos. Me preguntaba si los estaba contando. Ya le había hablado para entonces, y el alivio que reflejo su cara por el sonido de mi voz, fue increíble. Esa era la segunda vez que lo había visto asustado por que me pasara algo. La primera había sido cuando me mude a la casa de sus padres. Aun no tenia idea de lo que había estado pensando, pero de repente me dijo que estaba perdido sin mi, y el miedo en su mirada me había evitado el comentario que normalmente hubiera hecho.

El sonido de la bandeja en la mesa me saco de mis pensamientos, hacieno que brincara un poco.

"Lo siento, amor. No queria asustarte" dijo Edward, mientras se deslizaba en su lado de la mesa.

"No hay problema"

"¿En que pensabas?"

"Un poco de esto y aquello" me encogi de hombros.

Edward tomo su sándwich y deslizo la charola a mi lado. "¿Te importa compartir?" pregunto.

"¿Te importa darme ese pepinillo?" lo rete.

Se rio mientras dejaba el pepinillo en mi charola. "Ahora, ¿En que estabas pensando?"

Tome una mordida del pepinillo, usando el tiempo para ordenar mis pensamientos y decidir que frase usaria "Solo me estaba preguntando cuanto tiempo me dejarias continuar enseñando antes de que me hagas quedarme en casa"

"Bella, sabes que solo haria algo como eso si fuera necesario"

"Lo se, Edward. Solo me lo estaba preguntando."

"Bueno, supongo que depende de cuantos meses tengas. Si estas segura de la noche, de lo que estoy convencido que estas, entonces eso significa que tienes cinco o seis semanas. Podrias dar clases perfectamente el proximo semestre ya que el bebé no nacera hasta finales de Julio o a principos de Agosto."

"Eso no suena tan mal"

"Pero debes saber que depende de si puedes o no manejar el nivel de estrés. Recuerda, yo soy profesor tambien, y se lo que es la carga del trabajo."

"¡Maldición! Sabia que deberia haber sido editora. Me estoy perdiendo mucho de esa tinta roja"

Edward nego con la cabeza hacia mi, sonriendo "Come, Bella"

Tome una mordida de mi sándwich, sonriendo felizmente todo el tiempo. Nunca había sido alguien para los cambios. Me alejaba de ellos, temiendo las maneras en que la vida podía ser peor. Todos esos miedos casi habían alejado a Edward al principio. Pero se había quedado a mi lado, enseñandome que los cambios podian ser algo bueno, y que podían hacer tu vida mejor. Edward me había ayudado a enfrentar todos mis miedos, alejando mis pesadillas. No había un hombre en el planeta que se pudiera comparar con mi esposo. Tenia muchos miedos acerca de estar embarazado y ser madre, pero todos se desvanecian al saber que nunca estaria sola en esto. Edward estaria justo a mi lado, ayudandome de cualquier manera.

Después de terminar la comida, Edward me llevo a un parque. Caminamos alrededor lentamente, disfrutando el contraste entre el sol caliente y el frio viento de diciembre.

"Supongo que no habra guerra de bolas de nieve este año" rei.

"Si, porque jugaste muy bien el año pasado" me molesto.

"Oye, no fue mi culpa confundirme acerca de quien estaba en mi equipo. No debieron cambiar de lado a mitad de la pelea"

"Bella, no importa de que lado este, soy tu esposo. En serio no debiste lanzarme nieve" dijo Edward, con un falso tono serio.

"Si, porque me honraste como tu esposa al no pegarme a mi con bolas de nieve" le regrese.

"Es solo porque la amo, Srita. Cullen" se rio, besando mi sien.

"¡Lo mismo para ti, Tutor-boy!"

"Por favor no le enseñes a nuestro bebé a que me diga asi" gruñó Edward.

"¿Estas bromeando?" chille. "Esa tiene que ser la primera palabra de nuestro bebé"

Edward dejo de caminar y me envolvió en sus brazos. "Eres una cruel, cruel mujer, Isabella Cullen. Pero te amo mas que a cualquier cosa"

"¡Mas te vale! Estoy cargando a tu hijo después de todo"

"Si, lo haces" su sonrisa era hermosa y te dejaba sin aliento mientas me miraba. No había manera de dudar la sincera felicidad brillando en sus ojos verdes.

"Me da gusto que estés feliz por esto, Edward"

"¿En serio te preocupaste por un solo segundo de que no lo estaria?"

Me encogí de hombros, sin estar segura de cual sería su reacción.

"Bella, se que esto no es algo de que habiamos hablado o planeado, pero siempre asumí que algún día tendríamos nuestra propia familia. Ese día ha venido mas pronto de lo que esperábamos, pero es una maravillosa noticia."

"En serio lo es, Edward" puse mi cabeza en su pecho, descansando en el.

Edward puso su mano en mi mejilla. "Vamos a casa, amor. Estas fria"

"¿Y me diras de el plan que mencionaste hace rato?" le dije, sonriendole.

"Lo hare mejor" dijo, mientras presionaba sus labios sobre los mios "Te lo mostrare"

Si alguien me hubiera dicho esta mañana que hoy seria el mejor dia de mi vida, me hubiera reido de el. Pero justo ahora, en este segundo, queria pellizcarme para asegurare de que no estaba soñando. Mi vida ya había sido perfecta antes, teniendo a Edward como mi esposo y mejor amigo. Ahora, ibamos a tener un bebé junto… Hoy era absolutamente el mas maravilloso, inesperado, y emocionante que había tenido. Y tenia la sensación de que solo iba a mejorar.

Cuando llegamos a casa, todos estaban en la sala, viendo una película. Edward me llevo justo a un lado de ellos y hacia las escaleras. Estaba impresionada de que Alice no hubiera atacado aun, ya que seguia esperando que de repente brincara enfrente de mi, obligandome a ir a una tienda parra cosas de bebés. Pero si era perfectamente honesta, estaba un poquitin emocionada por ir a una tienda de bebés. No significaba que aceptaria comprar algo hasta saber que tendriamos.

"Edward, ¿Quieres saber el sexo del bebé o esperar?" pregunté, mientras me guiaba hacia nuestra habitación.

Rió mientras me llevaba hacia el baño "Si no te importa, me gustaria saber. Y seria mas seguro con Alice alrededor. Si no lo averiguamos, terminara comprando dos de cada cosa, y se que no te gustaria eso" Me llevó hacia la tina y abrio la llave del agua.

"¿Qué haces?" pregunte.

"Te estoy arreglando un baño caliente para calentarte del frio aire de afuera. ¿Por qué no te preparas para entrar?"

Fue a nuestro cuarto y regresó, cargando algo detrás de su espalda. Ladeé mi cabeza, tratando de imaginar que era.

"Se supone que te tenias que estar desvistiendo" dijo, fingiendo que fruncia el ceño.

"Edward"

Se rió y saco su mano detrás de su espalda. Estaba sosteniendo el libro que había estado leyendo en la mañana. "Creí que te gustaria leer mientras te mojabas"

"Eres maravilloso" dije, enrollando mis brazos en su cuello.

Quito mis brazos y me dio una mirada severa "Metete en esa tina, lee tu libro y no salgas hasta que estes completamente relajada"

"Si, señor" me rei, dándole un jugueton saludo.

Me dio mi libro y salio de la habitación. Sonrei felizmente, pensano en todas as cosas que había hecho para demostrarme que me amaba, y para consentirme.

Cerre la llave del agua y puse mi libro al lado de la tina. Tome una toalla y la puse cerca de mi para después. Me quite la ropa y me meti a la deliciosa agua caliente, mojando mi cabeza por un momento. ¡Estaba exquisita! Tome la toalla, seque mis manos y mis brazos y tome mi libro para empezar a disfrutar de mi baño.

No tenia idea de cuanto tiempo había pasado. Solo sabia que el agua había perdido casi todo su calor y había leido dos capitulos y medio de mi libro. Sali de la tina y me seque. Entre a nuestra habitación para tomar algo de ropa y vi que Edward ya había sacado ropa para mi. Había sacado mi conjunto de pijamas azul de franela—mi conjunto favorito. Sonrei, notando que mis mejillas estaban empezando a doler de tanto sonreir. Me puse la ropa y fui a buscar a mi maravilloso esposo. Necesitaba darle las gracias.

Baje las escaleras, sorprendida de que la sala estuviera oscura, a excepcion de una sola lampara. Deje de caminar y escuche con atención. No parecia que alguien estuviera en casa. Pero entonces escuche el golpe de una olla. Fui a la cocina, preguntandome que estaba pasando y a donde habían ido todos. Empuje la puerta de deje de caminar.

Edward estaba en la estufa, agitando algo. El sonido que había escuchado era él poniendolo en el mostrador. Podía ver que un se estaba moviendo por las pequeñas vibraciones del golpe al ponerlo en el mostrador. Mire hacia mi derecha y vi que la pequeña mesa de la cocina estaba tapada con un mantel blanco y había rosas y velas en ella.

Empece a lloriquear como idiota, con mis manos apretando cada lado del marco de la puerta, sosteniendome. Edward se dio la vuelta, y la cuchara que sostenia escurrio una salsa roja en el piso. Empece a llorar mas fuerte, sintiendome culpable por causar que hiciera un desastre. Dejo la cuchara en la olla y corrio hacia mi, envolviendome en la comodidad de sus brazos.

"¿Qué esta mal, Bella? ¿Qué paso?" pregunto, frotando mi espalda.

Negue con la cabeza, incapaz de calmarame para explicarle. Edward me llevo hacia la mesa e hizo que me sentara en una silla. Tomo la esquina del delantal que estaba usando y seco mis lagrimas. Solloze unas veces mas, mirando como me miraba.

"¿Qué te puso tan triste?" pregunto.

"Llegue y vi la mesa y estaba tan feliz que empece a llorar y entonces te diste la vuelta y vi que la salsa se estaba tirando, y me sentí culpable de causar que hicieras un desastre"

Edward rió, suavemente mientras besaba el dorso de mi mano. "Va a ser un embarazo muy interesante, amor. Pero por favor, no te sientas culpable. Quiero que seas feliz. Mande a todos fuera a cenar para que pudieramos tener nuestra celebración privada de las noticias. Ahora, no habra lagrimas durante esta cena iluminada por velas, mi amor. Solo sonrisas, ¿De acuerdo?"

Asenti con la cabeza y la expresión que tenia mi cara hizo que Edward riera. Limpio el piso, apago la estufa y preparo nuestros platos antes de traerlos a la mesa. Respire profundamente, revelando el celestial aroma de la salsa de spaghetti. Fácilmente podía oler la albahaca y el orégano que había puesto en ella.

Cuando regreso a la mesa, traia consigo dos copas de vino, las dos llenadas con leche. Levante una ceja hacia el, preguntandome que creia que estaba haciendo.

"Es importante que tomes mucha leche y que te alejes de la cafeina. Si tienes que renunciar a algunas cosas por nuestro bebé, yo lo hare contigo." Explico, colocando un vaso frente a mi.

Tenia ganas de llorar otra vez, pero me trague las lagrimas. Lo había preocupado suficiente por un dia. "Gracias, Edward" me gusto que había podido hablar sin que se e quebrara la voz.

"Lo que sea por ti, mi bella esposa." Se acerco y me dio un suave beso.

Había dicho esa frase muchas veces en nuestra vida juntos, pero algo en la manera en que lo dijo en ese momento llamo mi atención. Decia la verdad en todas las palabras y estaba listo para probarmelo una y otra vez. No importaba cuantas veces llorara porque me consentia, no lo desalentaba ni un poquito. Edward estaba decidido a aprovechar su libertad para consentirme. No sabia si debía estar feliz o asustada al saber eso. Por ahora, estaba convencida que lo mejor era sentarme y disfrutar la maravillosa comida que mi perfecto esposo había preparado. Este definitivamente era un interesante comienzo para consentirme.

3 comentarios:

Tatiana dijo...

oh por diosss esta super lindo el capi.... Edward como siempre caballeroso, lindo tener a alguien que te conienta asi....

diana dijo...

hay diosss sisisi super super tiernoooooo

krlitalabeba dijo...

que tiernooooooooo es EDWARD DIOSSS LA VERDAD QUE BELLO ES CON BELLA JEJEJ ME DA RISA Q BELLA LLORA MUCHO xD ESPEROO QL PROXIMO CPAITULOOOOO ESTA BUENO