lunes, 12 de julio de 2010

Bleeding For Love


Él jamás pensó caer en las redes de cúpido. Ella sólo lo anhelaba como una fantasia pero un loco y suspicaz sentimiento llamado amor floreció entre ellos, dejando una huella inborrable en sus vidas.

BY: Liz19forever

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Take care of my heart

Sentí su lengua entrar en mi boca y rozar la mía mientras apretaba mis labios con los suyos, dejo mi celular a un lado, una de sus manos bajó hasta mi cintura y la otra sujeto de mi rostro para evitar que me separara, jaló mi cuerpo hacía el suyo y sin darme cuenta estaba sentada a horcajadas sobre su regazo, bastante incómoda entre el manubrio y su cuerpo pero no me importó. Deslizo sus labios por los míos hasta el borde de mi barbilla, mi respiración se hizo mucho más intensa y no podía evitar jadear ante el hecho de estar completamente excitada sintiendo su masculinidad contra mi sexo dándome una idea de lo que causaba tantos besos y caricias.

Estábamos comportándonos como dos maniáticos sexuales eso era verdad, sólo hacía un par de horas que había tenido sexo y ahora estábamos nuevamente descontrolados y listos casi como dos recién casados pero era difícil controlarse con semejante dios griego tocándote e incitándote a perder la cordura. Deslizo sus manos sobre el vestido tocando mis pechos, erizo mi piel ante el contacto, sentí sus dedos deslizar la tela sobre los hombros abriendo mucho más el escote que ya de por si tenía y me reí. Clave mi vista en sus ojos mientras él me acariciaba y cuando sentí que metió la palma de su mano bajo mi corpiño cerré los ojos, curve mi espalda ante la sensación. Subió con la otra mano mi vestido a la cintura y acaricio mi entrepierna. Me mordí el labio abriendo mis ojos un suspiró se escapo. Fue entonces cuando me percaté que realmente estábamos demasiado descontrolados para estar en un lugar público tocándonos de esa manera.

— No creo que sea buena idea —protesté con un hilo de voz

— ¿Qué cosa? —me preguntó capturando mis labios entre sus dientes al tiempo que deslizaba sus dedos peligrosamente por el borde de mi ropa interior.

— Estar aquí alguien puede vernos —agregué apretando mis ojos y sentía entumecido todo mi cuerpo por las millones de corrientes eléctricas que desprendían sus toques en mi piel.

— Son las dos de la madrugada todos están durmiendo —me contestó metiendo un dedo bajo la tela de mi ropa interior y jadee mirándolo con deseo.

No podía dejar de apretar mis labios aguantando el gemido que estaba provocándome sentir sus manos acariciarme de esa manera. Mientras más perdía el control yo más sentía la reacción de su cuerpo traspasar su ropa y era inevitable que los recuerdos de la tarde en el hotel no volvieran una y otra vez. La temperatura de mi cuerpo incremento conjuntamente con mi respiración entrecortada y dificultosa, cuando estaba a punto de lograr alcanzar el orgasmo se detuvo en seco y me miró divertido.

— Esa expresión que acabas de dar me vuelve loco —confesó como todo un niño travieso, lo miré con mis ojos vidriosos llenos de lágrimas incapaz de siquiera articular palabra alguna. Mi cuerpo tenía solo un propósito y era sentirlo fundido con mi cuerpo pero me contuve a pesar de que estuve tentada a liberar su cuerpo claro que justo cuando iba a tocarle el botón del pantalón se sintió la alarma del vehículo que estaba a un costado del nuestro.

— ¿Durmiendo eh? —rezongué ver con la voz ronca abriendo su puerta urgida, me baje justo a tiempo para ordenarme la ropa y darle mi mejor cara al viejito que estaba a punto de subirse a su vehículo.

Tomé la cartera y cuando puso la alarma comencé a caminar hasta el ascensor. Iba a entrar a este cuando sentí su mano tomar la mía y entrelazar sus dedos con los míos apretando firmemente nuestras manos, me quede paralizada mirando al suelo y tenía miedo a encarar sus ojos.

¿Qué significaba ese gesto? ¿Acaso significaba algo? Me pregunté todo el rato hasta que me anime a levantar la mirada cuando el ascensor se detuvo. Suspiré cuando llegamos a la puerta de su departamento. La abrió aun sosteniendo mi mano como si fuéramos más que conocidos – Vamos Bells no hiperventiles solo es una actitud sin sentido – me dije a mi misma tratando de mantener fuera lo poco de corazón que me quedaba sin involucrar.

Entramos a su departamento y estaba parcialmente oscuro. Me quede a la mitad de la sala contemplando el reflejo de la luz que se colaba por una esquina del ventanal cuando sentí su cuerpo pegado al mío se acercó tanto que era difícil no sentir su excitación. Tomó la tela de mi vestido y la subió hasta llegar a mi ropa interior, sentí sus dedos jalarla hacia abajo al tiempo que deslizaba sus manos por mis piernas y sentí como mi propio cuerpo volvía a excitarse. Cuando se incorporó sentí como recorrió mi entrepierna con sus manos hasta llegar nuevamente a mi altura. Lo besé desesperada mientras advertía como tiraba del cierre de mi vestido para bajar la parte de arriba. Su respiración se había vuelto errática nuevamente mientras me besaba los hombros y me dejaba semidesnuda. Tiré de su chaqueta que cayó al suelo y luego le quité la polera que traía puesta dejando su torso denudo, me acerque y lo bese mirando su reacción y me fascinaba ver su expresión retorcida por la excitación que yo estaba provocándole. Deslice mis manos por su pecho hasta su cintura y abrí su pantalón aun deslizando mi lengua por su piel desnuda metí mi mano hasta alcanzar mi objetivo y lo sentí dar un pequeño saltó cuando sintió mis dedos sobre su cuerpo, sus ojos se abrieron más grandes al sentirme acariciarlo y la lujuria invadió esos ojos verdes por completo. Seguí observándolo, mirando complacida como su pecho subía y bajaba con mayor rapidez hasta que perdió por completo la compostura y sus gemidos se hicieron audibles. Justo cuando sus labios se abrieron y sentí como se tensaba quité mi mano y lo besé mordiendo sus labios con los míos comiéndome por completo esa boca tan exquisita que tenía. Me condujo hasta su dormitorio y mientras él buscaba el preservativo yo terminé por desnudarme completamente.

Él hizo lo mismo y se sentó en el borde de la cama completamente desnudo y listo. Me senté sobre él, un gemido se escapo de mis labios cuando lo sentí en mi interior pero no alcance a moverme cuando me tumbo en la cama quedando él sobre mí. Comenzó a moverse desesperadamente apoyando sus manos a los costados de mi rostro para moverse mejor sosteniendo parte de su peso. Sus labios rozaban levemente los míos mientras sentía como entraba y salía. Tenía mis manos en su espalda sin poder evitarlo apreté enterrando mis uñas cuando llegamos juntos al orgasmo. Colapso a un costado mío quedando boca abajo tendido en la cama, su cabeza estaba de costado mirándome y una de sus manos descansaba entre mis pechos con la palma abierta tocando mi piel.

— ¿Qué soy yo para ti? —le pregunté aún en la oscuridad temerosa pero necesitaba saberlo esto había tomado otros ribetes más profundos y creo que a esta altura ya éramos más que conocidos. No contestó de inmediato, solo sentía como sus dedos se deslizaban por mi espalda desnuda. Dudo y luego se incorporó en la cama, separo su cuerpo del mío, tomó entre sus dedos mi barbilla para hacer que nuestras miradas se encontraran.

— ¿Qué quieres que sea para ti? —contestó evadiendo una respuesta directa.

— ¿Qué es lo que sientes por mí? —le inquirí directamente y mi corazón se contrajo inevitablemente temeroso por la respuesta que obtendría.

Hubo un largo silencio donde solo me miraba, sus ojos verdes estaban clavados en los míos hasta que de pronto deslizo sus dedos por mis mejillas acariciando mi rostro de la manera más dulce. Me sonreí al sentir su contacto, sus labios se acercaron y deposito un pequeño beso en mi frente, bajo por todo mi rostro hasta llegar a mis labios, yo aún permanecía con los ojos cerrados sintiendo la tibieza de su piel en contacto con la mía.

— Te amo —murmuró finalmente contra mis labios y mi corazón se disparó entusiasmado. Abrí mis ojos y no puede evitar que las lágrimas comenzaran aflorar de felicidad. Simplemente no podía procesar la información que había escuchado salir de esos hermosos labios carmesí así que impulsivamente lo besé en respuesta a su declaración de amor.

— ¿Me amas tú a mí? —preguntó entrecortado mientras nos besábamos e iba a contestarle cuando sentí algo que me desconcertó. Todo mi rostro estaba mojado de repente y procese la información – ¿Quién lamio mi rostro? – me pregunté a mi misma y fue entonces cuando abrí mis ojos asustada.

Tenía nariz con nariz una gran masa blanca, parecida a un felpudo y me costó distinguir con claridad, me aleje y pude comprobar que "lo felpudo" estaban unido a dos ojos negros, un par de pequeñas orejas puntiagudas como dos adornos navideños y el collar en su cuello me comprobó la teoría.

Sentí, en cámara lenta, el ladrido que profirió el pequeño cachorro que hasta un par de meses me había parecido de lo más tiernucho. Absorta aún sin poder moverme un ápice de mi posición miré al pequeño intruso de unos cuantos centímetros de porte como giraba su rostro perruno analizándome.

— ¡Pat bájate de la cama! —pidió mi príncipe azul y el animal giró su vista ante la voz conocida para él.

Tan rápido como había subido, imagine, se bajo de la cama y corrió hasta donde se encontraba su dueño en el umbral de la puerta del cuarto. Mi milagro personal se acacho y tomó entre sus brazos al pequeño besador y camino hasta donde estaba aún yo sin poder procesar qué demonios había pasado.

— Lo siento, ¿te despertó? —me preguntó Edward conteniendo la risa.

Sin contestarle me incorporé en la cama sujetando las sabanas contra mi pecho desnudo tratando de unir y comprender lo que había pasado recién – había sido un sueño la confesión de amor – constate observando cómo jugaba con su mascota y la felicidad que había inundado mi corazón de pronto se había esfumado como una brisa matutina.

Pase mi mano comprobando la teoría del sueño por mi rostro y encontrar mojada mi mejilla y mis labios lo demostró. Me reí ante lo estúpida que me estaba convirtiendo gracias a la ilusión que crecía con cada encuentro.

— Lo siento —se volvió a excusar mi romeo de media noche cuando me miró secarme el rostro, adivinando que "Pat" tenía que ver con aquello — llegó ayer mi hermana lo trajo — me explicó disculpando a su infame pero lindo perrito.

Sacudí mi cabeza al tiempo que extendía mi mano para acariciar la cabeza de "Pat" y Edward finalmente lo soltó en la cama, el pequeño animal se acerco hasta mí y me olfateo por completo.

— Le caíste bien —comentó observándolo dar su aprobación a la intrusa de "turno".

— ¿Cómo lo sabes? —le pregunté sin mirarlo jugando con la cola del canino.

— Simple no te mordió —explicó satisfecho tomando a su mascota y la puso en el suelo de la habitación.

— ¿Muerde? —le pregunté divertida y me reí sin que me contestará. En realidad dudaba que una cosa tan chica fuera capaz de morder tal vez apretaba pero de allí a morder en serio era para dudarlo.

— ¿Qué soñabas? —me preguntó al cabo de unos segundos y mi risa se acalló por completo a cambio el soltó una carcajada victorioso.

— ¿Yo? —contesté de vuelta y él enarco una ceja

— Sí tu —confirmó acercándose a mi – parecías bastante feliz incluso murmuraste algo –me dijo y caí en pánico mi estomago se apretó ante el hecho de haber confesado dos palabras seguidas que pudieran darle un indicio de lo que realmente estaba causando tanta visita nocturna.

— Mientes —me defendí y traté de parecer serena —yo no habló en sueños —le aseguré y rió perversamente.

— ¿Segura? —me preguntó entusiasmado y yo asentí moviendo la cabeza. Iba a hablarme cuando sentimos el ladrido de su peludo compañero de departamento.

— Salvada por el ladrido —agregue bajito mientras me levantaba de la cama y caminaba hacía el baño cerrando la puerta tras de mí.

Me metí a bañar y bajo la ducha analice la situación. Acaso mi corazón me estaba traicionando una vez más y la ilusión se había transformado en algo más ¿Cómo puedes amar a alguien a quien apenas conoces? me pregunté mientras recorría mi cuerpo con la esponja y el jabón. Y estaba claro que yo no conocía al con el cual me había acostado simplemente creía conocerlo por lo poco y nada que inventaban en las revistas. Me vestí en silencio contemplando la cama donde horas antes habíamos dado rienda suelta a los deseos más intensos y escondidos que ambos teníamos. Cuando recordé lo que le habían dicho esos periodistas fuera del club mi corazón se apretó – No es la primera con la que te vemos salir de un bar – golpeó fuerte y a cuantas había traído a su departamento me pregunté con un dolor en el pecho - ¿Acaso es algo más que una amiga? – fue la siguiente frase que recordé. Me acerque hasta la mesa de noche para tomar de allí mis zapatos cuando mi vista descanso en el sobre metálico que estaba allí. Cuando lo tomé entre mis dedos me percaté que el cajón estaba entreabierto y la curiosidad me picó. Miré hacía la puerta y lo abrí urge entre sus pertenencias: a un costado habían varios papeles doblados, dinero suelto, un par de talonarios de cheques, unas cuantas tarjetas desordenadas, una especie de billetera, una libreta, varias cajas de medicamentos los miré y eran antibióticos, antiinflamatorios y sal de fruta. Un álbum de fotografías que abrí y me sonreí al verlo en varias junto a lo que pensé eran sus hermanas, en una estaba con su madre. La deje de vuelta en el cajón cuando tomé entre mis manos los papeles que estaban doblados a la mitad, al leerlos noté que eran cuentas de sus tarjetas de crédito y cuenta corriente. Miré los cobros y unos diez comprobaron la teoría de los periodistas. Eran cobros de hoteles. Cuando sentí unos pasos fuera de la puerta guarde presurosa los papeles y justo cuando el abrió la puerta me apreté el dedo con el cajón al cerrarlo de topetón. Me lleve el dedo a la boca, aguantando el grito de dolor y lo miré.

— Esta listo el desayuno —exclamó sonriente desde el umbral y suspiré.

— ¿Color favorito? —preguntó tomando un sorbo de su tazón.

Y estaba gustándome este juego de conocernos más. Necesitaba a gritos comprobar que él de verdad era quien yo pensaba que era.

— Verde —contesté y me reí mordiendo mi tostada

— ¿Rock o pop?

— Difícil creo que ambos depende de mi estado de ánimo — contesté indecisa.

— ¿Película o libro? —agregó

— Libro, claro que la adaptaciones al cine no dejan de sorprenderme — se rió

— Mi turno —exclamé y había una pregunta que quería hacerle desde que hacía mucho iba a descubrir que tan principesco era.

— ¿Casado o soltero? —Inquirí sin despegarle la vista de encima. Lo observe como mastico lentamente su tostada y como tomó un sorbo de café para luego dirigir su mirada verde penetrante hasta mí.

— Casado

Contestó y me quede de una pieza. Edward Cullen prefería casarse que vivir en unión libre – Hello – fue la expresión que titilo fuerte y claro en el fondo de mi mente y seguro tenía los ojos cuadrados procesando la información, definitivamente eso no me lo esperaba.

— Cuál preferirías tú? — arremetió el

Trayéndome de regreso a la tierra y suspiré, no estaba segura de decirle mi "teoría" respecto al matrimonio. Sus ojos seguían fijos en mí, rehuí su mirada.

— ¿Mala experiencia parental tal vez? —me preguntó serio y volví a suspirar.

— No creo en el matrimonio —confesé en un susurró.

La expresión minúscula pero clara que profirieron sus ojos delató su sorpresa, una de sus cejas se había enarcado de forma incrédula ante el hecho que no fantaseaba con la típica boda, toda vestida de blanco impoluto, con la cola larga que de seguro me haría tropezar como una imbécil al caminar. Pues allí estaba yo pensando justamente en que nadie, incluido él, podría hacerme pasar por el martirio de la "caminata al altar".

Era bastante difícil saber qué pensaba exactamente y las facciones que aparecían en su rostro no estaban ayudándome, me miraba a los ojos sin decirme nada y comencé a pensar en que jamás había soñado ni de pequeña con la casita, el marido y los hijos sino que siempre había soñado otras cosas, quería ser profesional, tener mucho éxito y por sobre todas las cosas ser feliz pero en serio.

— Es decir, ¿Por qué tienes que firmar un contrato para ser fiel a alguien? —agregué saliendo del transe de sus ojos tratando de arreglar en algo mi confesión dilapidadora haciéndola menos cruda y él se quedo pensativo.

Esquivó la vista de mis ojos sin decir nada – la embarré – pensé y allí estaba yo observándolo pero era mejor ser autentica que mentirosa por conveniencia.

— ¿No te gustaría casarte con quién amas? —me preguntó al cabo de unos minutos mirándome seriamente.

— ¿Por qué te gustaría a ti? —le respondí y estaba volviéndome una experta en evadir sus preguntas para no caer en más que la ilusión.

— Parece que hemos sufrido por amor ¿o me equivoco? —concluyó dejando su taza de café sobre el platillo. Sus ojos no se despegaban de los míos y esto de conocernos más estaba resultando un tanto complicado al tocar esos temas.

— ¿Tendrías hijos? —respondí y si quería analizarme yo lo haría con él.
— No —me contestó de inmediato y se rió.

Sus facciones serias se apagaron en cuestión de segundos así que me aproveche para darle un tono más relajado a la conversación que se había tornado un tanto extraña.

— Un minuto de silencio por la humanidad —exclamé y me miró extrañado.

— ¿De qué hablas? —me preguntó confundido mientras se servía más café

— Acabas de privar a las futuras generaciones de mujeres de muchos orgasmos mentales e histerias colectivas —le hice ver en una carcajada contenida.

Me miró suspicaz unos minutos. Dejó la taza en la mesa y se acercó hasta mí, me quito de entre las manos la mía y corrió mi asiento alejándome de la mesa.

— ¿Qué haces? — le pregunté confundida teniendo su rostro a unos escasos centímetros de distancia.

— Contribuyendo con la humanidad —exclamó sugerente con sus labios torcidos dibujando una risa picará.

Me quede estática y no podía estar hablando en serio, acabamos de hacerlo hace un par de horas a esta altura pareceríamos dos animales incapaces de controlar sus impulsos sexuales. Me quede tiesa procesando su indirecta y lo miré impactada, su risa no se dejo esperar.

Porque siempre logra esto pensé contemplando absorta como se divertía a costa mía.

— Muy gracioso — exclamé viendo como se separaba de mí para sentarse nuevamente a la mesa con la taza de café entre sus manos.

— Ves que si soy buen actor —agregó satisfecho aún riéndose por mi expresión.

Tomé la taza de mi café nuevamente y terminé de desayunar. Jugué con la servilleta unos minutos hasta que me acordé de mi amiga Alice y lo miré interesada.

— ¿Cómo le entregaste las entradas a Alice? —le pregunté directamente
— No fui yo —me contestó y puse mis ojos en blanco, enarcando una ceja. Se rió con culpabilidad.

— Sabes, este mundo es realmente pequeño —comentó.

— No te entiendo —confesé.

— Digamos que tú amiga y yo tenemos un amigo en común —agregó divertido y abrí mi boca en sorpresa. ¿Jasper?

6 comentarios:

Beth dijo...

Por Dios!!! Con la temperatura que tenemos en España en estos momentos es un pecado ponernos un capítulo como este!!! Pensé que iba a arder!!!
Estuvo fantástico, aunque me quedó la duda si realmente habló en sueños o no
Besazos, linda: eres un genio.

diana dijo...

hay dios !!! me encanta esta historia!! q daria por tener algo asi con este galanazo no?

Tatiana dijo...

una historia bellisima... no encuentro mas palabras de veritas jeje....

Laurita! dijo...

Qué desilusión!! Yo ya me estaba emocionando cuando él le ha dicho que la quiere... Y resultó un sueño!! Jus!! Qué lindo el perrito que la fue a despertar...
Estoy deseando leer el siguiente capítulo!! De verdad que me enganché a esta historia!!
Besos chicas! =)

Laurita! ^^

krlitalabeba dijo...

OMG esooo lo de el perro diossss me matoo d ela risa jajaj eso solo le pasa a Bella y el pato lucas xD


estaaa superr buena y yo tb soy como bella en ese particular al matrimonio q no creo porq es cierto para q firmar un papel q le debes ser fiel a alguien si en verdad depende d elo q uno sienta por algo las personas se aman y eso debe a ser fiel


ESPERO EL PROXIMOOO CAPITULO Y SALUDOS A LA ESCRITORA LA VERDAD ESYA HISTORIA ME ENCANTA

mundo dijo...

hola me gusta esta historia no tardes en publicar saludos